Vive Memor Mortis

Vivo tan intensamente que me hace falta vivir seis veces, por eso escribo

Mi nombre es Liz y desde que descubrí los libros sueño con poder darle a alguien más lo que tantxs escritores me dieron a mí.

Necesito el repiquetear de las teclas bajo mis dedos, el teclado es la bandeja de mis lágrimas y me encanta teñir con historias el documento en blanco.

Woge es esa ola gigante que aparece de la nada, que nos inunda súbitamente y nos muestra vulnerables.

¿Voz interior?

Silencio interior

¿voz interior?
SILENCIO INTERIOR
Es como que siempre te preguntas quién eres, qué esperas de ti y si lo que haces, el modo en el que actúas, tus ideas y lo que expresas van de acuerdo a quien eres tú realmente, si van acorde a tu esencia. ¿Te ha sucedido? Pues a mí me pasa varias veces al día, casi todos los días. Hoy estuve conversando con alguien que constantemente percibo como una persona que sabe escuchar, está dispuesto a darte una respuesta, darte su opinión pero para ello escucha a detalle tu propuesta y la analiza parte por parte (tú no sabías que tu propuesta podía subdividirse en tantas partes pero de algún modo él consigue hacerlo), incluso me hace pensar que le toma más valor a lo que digo que yo misma… es increíble. Este tipo es capaz de escuchar las cosas más tontas salir de tu boca y mostrarse como maravillado por lo que tú consideras una tontería pues él ve rastros de algo más… simplemente está ahí, te oye, te escucha, no pierde ni una palabra de las mil que has dicho y las que no dijiste, él las puso por ti, expresa mejor que tú lo que tú quieres decir. Entonces se propone responderte- a veces parece enfadado o aburrido (será que eres una simple mortal)-, lo hace de manera pausada pero elocuente, tranquilo pero firme, es muy difícil seguirle los pasos para participar en la conversación de modo tal que no quedes en ridículo al repetir algo que ha dicho o al refutarlo con todas las ansias pero que al final resulte que no le habías entendido. Joder, hablar con él es tan productivo pero a la vez agotador, a veces siento que no toma en cuenta que mi grado de sabiduría-nulo- no es el mismo que el de él y que le sigo la conversación y parte de sus argumentos o comentarios pero no he terminado de darle vueltas a un asunto y ya él terminó otros 9 puntos jajajaja. A veces pienso que lo hace adrede, ya sabes, realmente le aburre todo lo que le dices y decide que si te responde de determinada manera- que sabe que no vas a seguir o al menos no del todo- para ver si igual y así te cansas o dejas de discutirle y atormentarlo con tu exigencia de respuestas. Sí, yo me pongo en plan “¡Quiero respuestas, dame respuestas!” RECONTRA CAPRICHOSA. Y la verdad no es que quiera acapararlo ni sofocarlo, la verdad es que mi vida es un constante cuestionamiento -de todo, absolutamente todo (¿qué es el todo?)- y busco en él un vasito de agua para apaciguar las preguntas que me queman por dentro, quiero una respuesta final, algo certero, quiero tener algo seguro en la vida y encuentro en él alguien bastante crítico, so quizá tiene la respuesta más acertada a alguna de las cosas que suelo cuestionarme. Seguro él no lo entiende, es poco probable que lo haga puesto que tendría que conocerme o algo así y eso no es parte de la realidad hoy. Claro, todo esto no me funciona porque es tipo él me dice algo, en el momento parece bastante verosímil pero luego estoy andando tranquila y -¡boom!- se me ocurre una refutación o un nuevo planteamiento de la cuestión y otra vez las duda y pues… ¡jodida again!
¡Wow! Creo que me he desviado un poco jaja. Entonces… ah sí, creo que sabe escuchar. Y me parece lindo cuando encuentras una persona que provoca que saques tu voz interior, esa persona que te invita a hablar, a decir lo que sientes, lo que piensas, te da la seguridad suficiente como para no temer equivocarte o herir a otros cuando dices lo que realmente sucede en tu mente, lo que piensas de verdad y no cómo lo acomodas para que no suene tan mal. Pero luego pienso en él… Él no me invita a sacar mi voz interior, él me mueve a sacar mi silencio interior. Con él pienso en lo importante que es callar, pensar un poco más en los otros o incluso en ti mismo –no quedar como idiota porque repetiste lo que alguien acaba de decir pensando que eras el primero-, es un toque saber que decir lo que piensas está bien, pero que no puedes simplemente hablar por hablar, pierdes tiempo y haces perder tiempo, además claro, no es productivo.
¿Saben por qué es lindo? Porque cuando me pregunto constantemente quién soy, si lo que hago va de acuerdo a lo que realmente pienso, estoy dándole demasiada importancia a mi voz interior y poca a mi silencio interior. ¿Por qué? Sencillo, creo que uno no está determinado, la identidad no es quien uno “es”- ya saben, el ser eterno, imperecedero, continuo-, sino creo que es una construcción, no es un descubrimiento de la idea de ti mismo, sino el descubrimiento de cómo vas a construirte como persona. Entonces, cuando me pregunto “¿quién soy?” estoy buscando (otra vez) una certeza, algo sobre lo cual basarme para poder vivir más tranquila con al menos una realidad inmutable, quiero poder gritar quién soy sin miedo a equivocarme y por eso creo que me hace falta aprender a escuchar. Mi silencio interior haría que deje de hacer estas preguntas intentando dar con una respuesta y ya: asunto resuelto, tal vez, haría que aprenda a escuchar cada momento de mi vida y cada sentimiento que me produce cada cosa, aprender a diferenciar lo que siento en un momento y en otro y lo que pienso con respecto a ese sentimiento y a ese momento. Todo en mi vida varía, salvo las dudas y para responderlas hace falta escuchar las preguntas correctas, preguntas que solo podré plantearme cuando haya escuchado todo lo que tengo que decir de la situación, desmembrarla y analizarla por partes y en conjunto. Tengo que poder detenerme un momento y escuchar lo que sucede con los otros, conmigo, con todo, y lo que no sucede y podría o no podría suceder también. Con él he descubierto que lo común es que ni siquiera termino de escucharme a mí misma y ya intento contestarme. Las respuestas eternas no me convencen, tal vez porque sigo en construcción y quizá sea una construcción sin fin y así no encontraré una respuesta que me llene, pero el primer paso está dado: el silencio interior es clave para entender mejor las cosas que quizá nunca pueda entender por completo, uno debe poder estar tranquilo y dispuesto a indagar antes de arremeter con “respuestas”.

Añadido años después: es que la voz interior y el silencio interior tienen que ver con que la respuesta a todas tus preguntas puede ser “nada” y hay que hacer las paces con ello. Que el vacío a veces te completa, que una página en blanco es igual de bonita; mira, si no, el cielo en una noche de ciudad.

External link

Depende de nosotrxs

Saber ser OLAS

DEPENDE DE NOSOTROS SABER SER OLAS
“Crecer implica también dejar de necesitar ciertas respuestas, no buscar seguridad, sino saber darla” (Moccia, 2011)
Hay cierto afán de control en el mundo que me rodea. Muchachos y muchachas que se sienten atraídos unos por otros y de pronto se atreven a lanzar la pregunta que determinaría un primer paso para formar una relación: “¿quieres ser mi novio/a?” y la parte receptora tendría que responder; sin embargo, es tema de muchas obras literarias dirigidas a adolescentes el estado de locura en el que se sumergen estos sujetos cuando la respuesta no es “sí”. Se espera de quien plantea una pregunta la apertura a la respuesta (sea cual sea esta) y también en la literatura juvenil, esta “apertura” es sinónimo de madurez.
Cuando hablo de “madurez” no me refiero a una sumisión a la respuesta, no me refiero a la erradicación del sentimiento que impulsó a quien lanzó la propuesta de noviazgo, sino a equilibrio, uno que me hace pensar en el mar.
Este tema no es ajeno a la psicología, aunque claro, con distintos términos. Melanie Klein y Wilfred Bion son los autores con los que nos aproximaremos a este tema del equilibrio; que, para la primera, sería sinónimo de salud mental y, para el segundo, sería el predominio de la parte de la personalidad no-psicótica frente a la psicótica.
El objeto de este ensayo es plantear la posibilidad de llegar a este equilibrio y para ello nos aproximaremos al tema desde Wilfred Bion y Melanie Klein y sus propuestas sobre “salud mental” y “personalidades psicóticas y no psicóticas”.
Ninguno de nosotros eligió existir como realidad psicofísica, nadie tuvo la oportunidad de solicitar su nacimiento sino que simplemente fuimos arrojados al mundo y sobre esto concuerdan Klein y Bion que es una experiencia violenta.
¿Cómo entender que de un momento para aquí pertenecemos al mundo? ¿Cómo no sentirse desconcertado por existir? En sí, ¿cómo existir? De pronto experimentamos sensaciones y necesidades, hay algo que nos incomoda pero no sabemos qué pues aún intentamos hacernos la idea de algo tan fuerte como es la existencia misma.
Klein y Bion destacan de esta experiencia el rol de los responsables de este arrojo: los padres. Principalmente la madre debido a que el vínculo que desarrolla con este pequeño ser es más estrecho por el carácter biológico de la formación del ser humano. Sin embargo, hoy podríamos entender que no necesariamente tendrían que ser los padres los que actúen este rol, sino en general los cuidadores principales en el desarrollo del niñ@.
Ambos sostienen que al inicio, predomina el caos. Es el conjunto de necesidades más un diluvio bíblico que una lluvia limeña y ello abruma al niño pues lo único que quiere es dejar de sentir esto; y para ambos será necesario la intervención de la madre para que el niño no colapse.
Bion nos dice que “the mother's capacity for reverie is the receptor organ for the infant's harvest of self-sensation grained by its conscious” (Bion, 1967, p. 116), atribuyéndole a la madre el rol de procesar eso que el niño expulsa (dando cuenta de la necesidad y el desorden presente en su mente) y darle un lugar. Habiendo dado cuenta con esto de la ignorancia del niño sobre lo que ocurre, Bion apoyaría la idea de Klein de que precisamente el niño no ha internalizado el objeto aún en esta etapa, aún se encuentra frustrado porque no se cumple todo lo que quiere.
Evidentemente la madre puede soñar algunos deseos del niño, no todos, e incluso si lo hiciera, no satisfaría todos ellos por distintos motivos (no quiere, no puede, etc), y así es como la pulsión de thanatos se activa con el objeto(la madre). Esta “extensión de sí mismo” (objeto idealizado) no funciona como él quiere (objeto persecutorio), no lo satisface siempre y esto genera en el niño sentimientos de odio (aquí el rol de la madre es indispensable). Para Bion, la madre sería la encargada de enseñarle a pensar al niño: “the infant personality by itself is unable to make use of the sense-data, but has to evacuate these elements into the mother, relying on her to do whatever has to be done to convert them into a form suitable for employment as Alpha-elements by the infant.” (Bion, 1967, p. 116)
Al alfabetizar, la madre le enseña al niño que para todo hay un lugar en la mente y así es como consigue la capacidad de pensar. En la misma línea, Klein dice que “one important element in mental health (…) is the integration which finds expression in the welding together of the different parts of the self” (Klein, 1946, p. 274), lo cual también sería una manera de dar un “orden” para el niño: de hecho el niño tiene una relación sentimental ambivalente -casi un doble discurso- con el objeto (tiene amor y odio por él pues le ayuda pero no en todo lo que quisiera) pero la capacidad de integrar le permitiría hacer primar a la pulsión del eros, fortalecer su carácter lo cual es clave para hablar de salud mental.
Para Bion en todos se haya presente una parte psicótica y una parte no psicótica y para Klein “(…) some children from the beginning have a greater capacity for love than others” (1946, p.273) (dando cuenta de que en potencia todos podríamos caer en psicosis), y lo que determinaría que una persona carezca de lo que Klein llama “salud mental” radica en si en su yo prima la capacidad de pensar o no:
“thinking is the capacity for toleration of frustration [sic] … If the capacity for toleration of frustration is inadequate, (…) what should be a thought, a product of the juxtaposition of pre-conception and negative realization, becomes a bad object, indistinguishable from a thing-in-itself, fit only for evacuation. (Bion, 1967, p.112).
Así, lo mismo que Klein, es importante entender que todo sentimiento tiene un lugar en la mente: “the need for integration derives from the unconscious feeling that parts of the self are undeprived of some of its parts” (Klein, 1946, p. 274).
Es decir, en ambos autores el self se encuentra en la pugna de lo que quiere y lo que obtiene y no sabe qué hacer con el thanatos que lo invade y “the young infant’s good relation to the mother and to the food, love and cares he provides is the basis for a stable emotional development” (Klein, 1946, p. 271) pues ella proveerá al niño de las herramientas que necesita para que su ello no lo desborde. La preponderancia del amor sobre el odio significa comprender ambos: tanto la angustias como las alegrías; lo mismo pero en palabras de Bion: “discrimination between true and false is a function of the non-psychotic part off the personality and its factors (1967, p. 114)” da como resultado el equilibrio mental que se requiere para establecer si una persona es sana o no.
Finalmente, la integración de Klein o la preponderancia de lo no-psicótico de Bion no es una cuestión perenne, por eso al hablar de equilibrio al inicio mencioné que me hace pensar en el mar.
Klein dirá que “mental health is thus not only a product of the mature personality but in some way applies to every stage in the individual’s development” (1946, p. 272) pues “balance does not mean the avoidance of conflict; it implies the strenght to live through painful emotions and to cope with them” (1946, p.270 ) y la vida está llena de escenarios que son potencialmente quiebres de la no-psicosis. El bienestar, el equilibrio, la salud mental y la preponderancia de lo no psicótico es el fluir del mar, un trabajo constante del consciente; y hay épocas de “marea alta” [“Es el miedo inmenso a la profundidad de lo que creas y no sabes gobernar”] (Moccia 2011, p. 335) pero definitivamente entender que el mar es inmenso e ingobernable y abrazar esta idea produce la paz en el marinero; se trata de no necesitar controlarlo todo, pero tampoco ignorarlo, sino lidiar con ello.

Muy buen trabajo. Hecho con cuidado y con interés.
Nota 20
Bibliografía:
· Bion, W. (1967). Second thoughts. London: Maresfield library.
· Klein, M. (1946). Envy and gratitude and other works 1946-1963. London: Vintage.
· Moccia, F. (2011). Perdona pero quiero casarme contigo. Barcelona: Editorial Planeta.
· Moccia, F. (2011). Perdona si te llamo amor. Barcelona: Editorial Planeta.
Vmm
@blankdoc.woge

Depende de nosotrxs saber ser olas

Ninguno de nosotrxs eligió existir como realidad psicofisica, nadie tuvo la oportunidad de solicitar su nacimiento, sino que simplemente fuímos arrojadxs al mundo

Lo que hice este ciclo

Non sum qualis eram

Non sum qualis eram
Lo que hice este ciclo.
Lo que hice este ciclo fue dejar Estudios Generales Letras y entrar a la tan temida y respetada Facultad de Derecho. ¿Dejar Letras? No sé, sigo visitándola de cuando en cuando porque es bueno no olvidar raíces y las mías probablemente están ahí.
Letras, catarsis. Nunca quise estudiar en el Perú y terminé en una carrera que se dice es bastante territorial. Sí, fue bastante azaroso todo. Mis compañeros de escuela estaban empeñados en ingresar a la PUCP y asistieron a esas charlas de orientación vocacional; yo fui a algunas y ahí fue cuando me animé a estudiar Derecho. Es un poco doloroso porque recuerdo que salí sintiendo que había encontrado lo mío, incluso Facebook me lo recordó este año con un post de esos “recuerdos” en el que yo escribí lo bien que se sentía encontrarle cariño a la carrera que piensas estudiar.
Un par de semanas, un simulacro, un examen de admisión. Unas semanas más, un poco de rabia porque por culpa de la escuela casi no puedo terminar mi inscripción a tiempo, y finalmente llegué. El primer ciclo fue un fiasco, me sentía muy fuera de lugar, simplemente todos sabían tanto y yo estaba tan perdida. Pedí consejo porque me gusta hablar, me gusta buscar soluciones, y mi jp (jefe de práctica) de Historia me dijo: “para ser algo tienes que empezar por creértelo” y eso hice… todo fue mejorando.
Segundo ciclo en letras y el curso de Derecho me hizo sentir bastante bien, seguía estando perdida pero no me iba mal, aprendía rápido. Todo bien hasta el ciclo de verano en el que apareció Filosofía… Filosofía, filosofía, filosofía, filosofía, filosofía seis veces porque me encanta en seis. Demonios, ¿cómo es que nunca había conocido la filosofía? Me sentí tan en paz como la roca en el río. Al fin fui encontrando personas que se preguntaban y pensaban tantas cosas raras como yo, gente que me decía que estoy equivocada pero no pretendían saberlo todo. Esa fue la primera cita.
Tercer ciclo en letras y no llevé un solo curso de filosofía, no oficialmente. Fue casualidad, tal vez, pero tuve muchas segundas citas con la filosofía y ¡vaya! Realmente eran lo que más me agradaba de los días. Quiero decir, Filo es un poco frustrante (bueno mucho) pero eso es lo estupendo.
Ni qué decir del cuarto ciclo, fue como el anterior… iba a más clases de filosofía que a las mías. Asistía más que lxs estudiantes inscritos y durante exámenes siempre había gente que me escribía para preguntarme qué tal me había ido en el examen de ética, de contemporánea, que si podía pasarles mis exámenes, que si quería estudiar en grupo. Y la duda… ¡ay, la duda! Siguiente ciclo en facultad, pero ¡¿qué facultad?! Pregunté, pregunté y pregunté porque no podía hallar la respuesta en mí misma y quería que gente de filosofía o de derecho me avalara. Curiosamente sucedió, más curioso aún: ocurrió por ambas facultades.
Yo ingresé a Derecho, así empecé la universidad, tenía que acabarlo porque había una razón detrás. Quizá ahora no la recuerdo -y quizá si la recuerdo en un futuro la olvide de nuevo- pero yo sé que hay una razón, me conozco lo suficiente y sé que sentí algo y que fue algo muy fuerte porque me quedé aquí. Así llegué a Facultad de Derecho.
Lo que este ciclo hice fue catarsis. Fue un conjunto de pequeñas muertes que habrían sido mi fin si no hubiera tomado ciertas decisiones. Fue un ciclo diferente a otros porque empezó con dudas increíbles sobre mi futuro profesional, siguió con la noticia de que x estaba muriendo de cáncer y dándole a lo mismo, que había sido denunciada.
Estuve un par de semanas llorando (bastante) y lo digo porque era un llanto amargo, un llanto que siguió con dejar de comer, le perdí las ganas de levantarme para ir a la universidad, y caminar ya no era lindo, ahora tomaba el bus. En esas semanas conocí un poco a mis profesores y colegas, fue terrible.
Fue terrible porque me sentía juzgada en grupo, no podía (y no puedo) entender cómo un profesor que escribe tan lindo sobre los derechos puede pasarlos por alto, o pasar los fundamentos de ellos como si nada en la práctica. Tampoco podía entender cómo es que todo se trataba de seguir las normas a tal punto de llegar a la primera semana y que nos dijeran que si habíamos llegado a esta facultad porque queremos justicia, que nos vayamos desencantando porque ahí no estaba.
Lo que hice este ciclo fue temer. Con miedo miraba a mis profesores y a algunos compañeros y me decía a mí misma “¿yo también seré así?”. En general tengo en muy alta estima a todo el mundo, pero me encontraba con personas que años atrás habían escrito algo que me movía el alma y que ahora, en las aulas, parecían haberlo olvidado… Ese espíritu rebelde, esas ganas de cambiar el mundo… ya no estaba.
Me sentía desorientada, enfadada, angustiada, triste, ansiosa. No pude más y escribí. Sí, ya he escrito algo como este documento antes y también hice algo más. Busqué horarios de otros cursos… horarios de Filosofía. No me cabía ninguno para llevarlo regularmente pero estaba uno que calzaba perfecto en mis Viernes. Una clase, sí… al menos una clase tenía que hacerlo. Pedí permiso al profesor y él ya me conocía. Pidió que me presentase al resto de la clase, a las otras 8 personas en el grupo. Básicamente estoy aquí porque mi maleta está llena de libros de filosofía y no hay ninguno de derecho.
Y así… pasaron los días y los viernes eran hermosos y poco a poco volví a comer, a tirarme a algún rincón a leer una que otra cosa, a disfrutar mis clases de Derecho. Lo que escribí se lo envié a un profesor, hablé con otros varios y envié mails a la oficina de bienestar y eso… todo sumó (excepto la oficina del psicopedagógico al que fui). Fue lindo porque la verdad es que con esto iniciaron algunos cambios.
Los profesores con los que hablé, los colegas con los que hablé pensaron otra vez en por qué querían estudiar Derecho en primer lugar. Hubo una clase en la que antes de que llegara el profesor le pregunté a cada uno de mis colegas si era feliz, y así nos conocimos todxs en el salón; también le pregunté al profesor cuando llegó. No voy a contar las respuestas, solo contaré que ese día el profesor tuvo el gran detalle de tomarse un momento de la clase para aportar en nuestra construcción de amor con el Derecho, esa clase nos metió más Derecho en el alma que todas las sesiones de Modelos de Abogado.
¿Por qué? Fue un profesor desnudando su alma. Fue un profesor que nos dijo lo difícil y lo fácil que era el Derecho. Fue un grupo de estudiantes que se confesaban un poco perdidos y un poco en su lugar. Fue una clase en la que un poquito de esperanza surgió entre nosotros, incluido el profesor. Fue de esos profesores que no te imponen nada, y que no solo quieren hablar de ellos mismos solamente, sino que te hacen buscar dentro de ti y te dicen que será difícil, que tal vez será lo peor pero que por eso es importante mantenerte alerta a cada señal, y tomar decisiones todo el tiempo. Atreverte a ser tú mismx nunca es fácil pero vale la pena, la alegría, la rabia y la ansiedad, vale todo.
Lo que hice este ciclo fue teñirme el cabello por primera vez y cortarlo. Fue un día en el que sentí que un profesor me pisoteó y me quedé callada y también lo hice cuando pisoteó a otros, nunca le dije nada y no me perdono por eso. Fue un día en el que me percaté de que ya no era yo y no me gustaba. Porque yo habría dicho algo, yo habría ido a la guerra por defender lo bueno, lo justo, lo correcto en ese mismo momento, no esperar a que la clase acabara y buscar a la primera persona que sabía que escucharía y podría hacer algo; porque la YO que conozco sabría que sin importar la corrupción, los juegos de poder, la plutocracia y la violencia normalizada en la facultad, YO era esa persona que escucharía y podía hacer algo. Podría ser que me pusiera de pie y me quedara callada de la impotencia, de la vergüenza, del miedo, pero también podría ser que él y todxs sabrían que algo andaba mal, ella sabría que no estaba sola de alguna manera. Pero no lo hice. Recordé que de pequeña quería tener el cabello de blanco como Storm en los X-Men y fui a hacerlo porque me daba miedo (nunca me había teñido el cabello), pero eso era algo de lo que yo recordaba de mí. Tenía que hacer lo que me daba miedo.
Lo que hice este ciclo fue llorar frente a un salón y enfrentarme a un ataque de pánico diciendo que x estaba muriendo y que no lo manejaba. Yo dije “en lo poco o mucho que me conocen los que están aquí, pueden notar que soy un libro abierto. Siempre lo soy, me esfuerzo por ello. Me esfuerzo por enfrentarme a mis miedos a cada instante, me esfuerzo por ser mejor y que empeorar no me venza, por ser yo aunque me intenten reprimir. Es mi lucha, es mi vida, pero esto… ninguna de mis guerras internas me había preparado para esto. La gente muere eventualmente, yo lo sé y nunca he visto la muerte como algo malo pero me duele, por ejemplo, que x esté deprimida y que no hay nada que pueda hacer, me duele que de la nada estoy andando por la calle y me dan ganas de llorar, es un vacío increíble. Estoy tranquila en clase y me embarga un sentimiento que me saca de foco. Solo digo que hay que luchar por que las dificultades sumen y no resten, pero que esta vez no sé qué hacer.” También dije que no quería hacerlo (decirles todo ello), la “yo” de ese momento no quería, no podía enfrentarse al grupo tras haber salido del salón y llorar fuera; pero no podía dejar que eso sucediera, no podía perderme otra vez: así que ahí estuve. Enfrentándome a mis miedos, a los ojos penetrantes de todos en una circunferencia de personas de pie y yo al centro, y tomé aire, y fui yo.
Lo que hice este ciclo fue recibir un golpe tras otro y me levanté. X sigue muriendo pero ya no de cáncer, muere de la vida, como todos lo hacemos a cada instante. Hoy la operaron para removerle el útero, ovarios y trompas de Falopio, básicamente todo lo que pudiera causar dificultades luego. Ahora lidiaremos con la denuncia, será duro pero vamos bien porque la verdad es buena incluso cuando es mala.
Lo que hice este ciclo fue reír mucho y ver una película con la que dije “yo estudio Derecho porque quiero luchar porque los derechos de todxs sean reconocidos. Quiero cambiar un poquito el mundo, ser parte de esta lucha.”
Lo que hice este ciclo fue detestar un poquito el sistema. Un sistema no solo estatal, sino también de la Facultad. Fue un poco decepcionante… Empezó con aquello de que los de Derecho no se encargan de la justicia, sino que eso lo hacen los de Sociales u otras carreras y terminó con que el sistema de evaluación que muchos vean todo como una competencia. Me he encontrado con personas que no solo no quieren prestar sus apuntes a otras personas, sino que quisieran decir “shame” cuando alguien “hace una pregunta estúpida”. Personas que se ríen cuando un profesor humilla o se burla de otra persona, personas que piensan que ser mejor es hacer que los otros sean peores, y un sistema que está preparado para dejar que suceda.
Tuve la oportunidad de pertenecer a la selección en la escuela, un grupo de estudiantes de distintos años que ocupaban el primer puesto de su respectiva promoción para prepararlos a ingresar en los primeros puestos. Lo dejé. Porque una vez un profesor nos dijo que nosotros éramos águilas y el resto de mis compañeros eran gusanos, que no debíamos mezclarnos y ser mediocres; mis compañeros de selección se reían, una risa que solo meses después descubriría que era una risa de complicidad…
La gente de selección con la que entré fue –creo- el primer grupo en toda mi vida en el que me sentí cómoda, eran personas amables, humildes, inteligentes, y divertidas. Querían aprender y querían ayudar, no les importaba mucho las notas porque se sentían bien aprendiendo y no consideraban necesario que alguien puntuara eso.
La vez que mi profesor dijo aquello de los gusanos y las águilas me acerqué a él y le dije algo que aún sostengo: “Estar en los primeros puestos y haber sido seleccionado para estudiar los 7 días de la semana con los profesores más exigentes y lo que sea no significa que vayamos a ingresar a la universidad. Ingresar a una universidad no significa que vayamos a sobrevivir dentro el primer año, ni el segundo. Sobrevivir los primeros años ni significa que vayamos a terminar la carrera. Terminar la carrera no significa que vayamos a titularnos. Titularnos no significa que vayamos a conseguir un trabajo. Conseguir un trabajo no significa que vayamos a ser exitosos. No, tener un título y dinero no es ser un buen profesional. Un profesional no es una cosa, no es solo cuestión de intercambiar servicio por remuneración; no basta con saberse los libros y sacar las más altas notas siempre porque un profesional es una persona. Solo seremos mejores cuando todxs lo seamos, se trata de aportar, de ser conscientes del otro, de no quedarnos estancados, de enamorarnos de la vida y que la vida se enamore de nosotros. Ser un profesional no se reduce a ser un especialista en la materia, la teoría es manejable pero un profesional está en contacto con la práctica y en la práctica hay otras personas, en la práctica el mundo tiene problemas y esos problemas nos incumben a todos porque es justo que así sea. Yo no soy un águila y, en todo caso, un águila no es más importante que un gusano ni es mejor, solo son diferentes.” Solo me fui oficialmente de selección y asistía a clases como una nómada: unas semanas en la escuela normal, otras semanas en selección.
Las últimas veces que volví a selección mis compañeros ya no eran los mismos, se burlaban de lxs estudiantes regulares y se alegraban cuando alguien fallaba, ya casi no preguntaban porque tenían miedo de ser juzgados, ¿cómo iban a hacer preguntas tan estúpidas?
Yo considero que eso es lo que sucede cuando se inculca que la grandeza está en las notas, en memorizar y nos olvidamos de la parte sensible. Ortega y Gasset dice que los humanos somos una especie de centauro ontológico, que somos parte racional y parte emocional y que la línea que divide esas partes es una línea punteada, porosa porque no se sabe dónde acaba una y empieza la otra. Eso es lo que nos hace especiales, dice él. También nos dice que somos como un iceberg, que hemos pasado siglos investigando nuestra parte racional pero que esta es solo la punta que sobresale de las aguas, que debajo se encuentra una parte más amplia a la que no le prestamos atención cuando navegamos por la vida pero que es importante: la parte de las emociones.
No tiene sentido para mí cambiar la malla curricular con la excusa de prepararnos mejor en la práctica si no se hace un seguimiento en serio de los profesores encargados de este cambio. No tiene sentido promover la competencia en una realidad en la que las ansias del poder ciegan.
Un profesor no es solo una persona que dicta clases y te hace participar de ellas haciendo preguntas, un profesor también es alumno, es un sin-luz más igual que todos lo somos en algún aspecto. Es necesario que así como uno acierta en voz alta, también pueda equivocarse en voz alta. Somos más nuestros errores que nuestros aciertos creo yo, porque sin ellos no sabríamos nuestros límites y no los pasaríamos tampoco. Basta de represión, basta de imposiciones, basta de jerarquías innecesarias. El respeto no tiene que ver con que hay alguien superior a uno, tiene que ver con que somos iguales y diferentes y que eso no es ni malo ni bueno.
Tenemos que estar listos para cambiar el mundo. Yo no quiero que sea visto como un sueño de niña, basta de pensar que esto es de personas ilusas. Todo lo que existe hoy es gracias a al menos una persona que “soñó” que podía mejorar y que, con todo y represión, logró cambios. ¿Qué pasaría si en vez de censurar animamos a soñar?
Lo que hice este ciclo fue luchar porque la llama no se extinga, fue conocer personas maravillosas y aprender un poquito de cada una. Fue llenarme de dudas y certezas, llorar y reír mucho. Lo que hice este ciclo fue perder amistades y profesores y ganar familia. Fue ser un poco menos y un poco más yo misma. Lo que hice este ciclo fue vivir un ciclo más.
Vive memor mortis

Frases en instagram

Notepad 1

The world needs to catch up to you

Siempre me refiero a ti como el ex de toda la vida.
Solo estuvimos en una relación hace más de -¿qué? uhmmm- 10 años
Pero siempre estuviste.
Nuestras interacciones han sido intermitentes, un día equis sin aviso llegabas a mi puerta y luego honestamente no tengo idea de qué hacíamos.
Hablábamos un toque o salíamos a comprar, lo más normal que recuerdo es que un día cocinaste para mí algo en tu casa, una crema que estaba buenísima. Y otro día te cocinaste a ti mismo algo en la mía. Te hice probar unos ravioles que me gusta preparar.

Y así ha sido por estos años. Nunca hemos salido en una cita, no sé ningún secreto tuyo, no sé quiénes son tus amigos, no sé quién es tu familia, no sé nada de tu vida fuera de esa media hora o medio día que pasábamos juntos una que otra vez.
Éramos una burbuja. Tu vida sucedía fuera de mí y mi vida sucedía fuera de ti.
Te he contado alguna que otra cosa fea, y nunca te conté ninguna cosa bonita de mi vida.
Tú me contaste una que otra cosa bonita y nunca una cosa fea de tu vida.
No sé tus secretos ni tú los míos. No sé de qué lado de la cama duermes pero creo que es el derecho.
Un día sin más me dijiste que te ibas a otro país, otro continente.
Y luego nunca volviste.
Tú siempre volvías.

Y luego apareciste de una manera diferente. El punto es que siempre que has vuelto a mi vida se ha sentido natural. Nunca sentí la necesidad de hablar un montón, de mantener contacto constante contigo porque cuando te tenía cerca se sentía normal.
Siempre fue incómodo para mí hablarte, porque siempre te sentí inalcanzable. Nunca podía llegar a ti.
Pero salir de aquí para allá como si hubiéramos estado juntos por años...eso se sentía natural.

Es tan natural que me mudaría a un país diferente contigo.

Te amo. Con lo poco que sé de ti y con lo poco que sabes de mí, con la burbuja que tenemos cada uno, con ninguna cita de por medio, con unas cuantas llamadas por teléfono y con ciento y pico encuentros fortuitos.

Y no te entiendo. Y la verdad es que no me entiendo a mí tampoco. No sé qué hemos sido en todos estos años.
Y es gracioso porque así, con todo, me dices “ven” y yo voy.

Pero he descubierto que, aunque se puede saltar así, hay una cosa más grande. Es bonito tener la oportunidad de conocerte y de amar cosas pequeñas de ti, detalles. Es bonito encontrar en esa misma persona que amas un montón de cosas que odias. Es bonito poder decirte cosas de ti que ni tú mismo sabes. Es bonito hacer cosas juntos. Es bonito que salgas con tus amigos y yo con los míos, pero es más bonito llevarte conmigo. Y es aún más bonito hacer cosas sólo los dos.
Es bonito ir a reuniones de familia cuando tienes a alguien de la mano. Es bonito saber cómo hacerte sonreír y cómo hacerte enojar.
Es bonito que hagamos cosas por el otro aunque nos de vergüenza o aunque no nos guste hacerlo, pero hacerlo de igual forma porque es un pequeño precio a pagar con tal de que el otro sonría por 5 segundos.

Y es bonito que me digas que me quieres.
Pero no es bonito que me digas que me quieres y luego no me hables nunca. No es bonito esta burbuja en la que sólo somos tú y yo y ni siquiera somos “tú y yo”.

Hay muchas muchas cosas que no puedo hacer por ti, pero la peor es que no puedo saber qué sientes. No puedo saber qué necesitas, no puedo saber cuáles son tus miedos, cuándo estás feliz, cuando estas triste o enfadado.
No puedo saber nada de ti.
Si siempre dices que estás bien.
Si no puedes contar conmigo.
Si no quieres.

Vmm

Ig quotes

Notepad2

The world needs to catch up to you

Cómo llega uno a ser calificado como master en la vida?
Esta cuarentena ha sido ambas destructiva e ilustrativa, y no quiero hablar de los temas socio-eco-culturales por el momento... Así que no lo haré.
Los últimos meses no podía dejar de preguntarme cuál es la cuota de amor que nos toca a cada uno en la vida.
Hay una sola persona? un alma gemela? Un gran amor y la persona con la que compartes un anillo? Con suerte son la misma, pero y si no?
Y si nos toca una sola persona, cómo saber cuándo la encontramos? Y -más importante quizá-cómo saber que debemos quedarnos con esa persona en ese momento?

Pides señales al mundo porque no sabes qué hacer con tu vida y el mundo responde. Cosas pasan, pandemias nos mantienen captivos en un lugar del mundo, y todos los planes que teníamos para encontrarnos en otro continente se esfuman.
Reconectas con personas del pasado, conoces nuevas personas en el presente, y me pregunto: ¿con quién tengo un futuro?

Tras todo lo que he aprendido en más de 20 años estas no deberían ser las cuestiones que rondan en mi cabeza, pero la falta de lectura de sentencias del Tribunal Constitucional y de archivos de casos psicológicos deja mucho espacio para leer memes y chats.
Una relación en semiprogreso, un amor del pasado recién develado, una persona que no entiendes cómo tomó parte de la historia, un tipo que conociste durante el Break y, por supuesto, sentimientos.

Troubles in paradise? Solo significa que aquel ex con el que llevas escribiendo una peli romanti-aventu-accio-comedi-suspenso por más de 10 años se muda a otro continente y las conversaciones a larga distancia recuerdan a cómo comenzó ese guión: laaaaaargas horas colgados en el teléfono de la casa (esos con cables), momentos en el que el vómito de palabras ocurren.... Solo que esta vez no es una cartita en papel de color y lapiceros trendy, sino un par de conversaciones largas sobre la razón por la que siguen ahí luego de todos estos años.
Claro que lo saben! Pero realmente nunca lo han dicho (obviamente no cuenta el beso en la frente antes de irse a jugar un partido a los 11 años) y las circunstancias no son idóneas, pero hay algo en el momento que lo lleva a decir que me ama.

Y es de esas veces que tragas saliva para llenarte de valor. Porque antes de decirlo no es totalmente cierto, antes de decirlo esa década no es más que una bruma que pudo ser provocada como pudo ser azarosa. Y una vez ahí soltada la primera bala, la guerra sólo podía continuar...

Yo no dije nada pero lloré un poco. No sé de dónde venían las lágrimas y una sonrisa que parecía recién lustrada, solo sé que luego fui a terapia.

Vmm

Ig Citas textos

Notepad 3

There's this thing

There is this thing, you see… I love to write. I love to write because it helps me find purpose, answers, but most of all: questions.
I’ve been told there’s no hope. I’ve been told I can’t. I’ve been told NO.
I wanted to build a world, I wanted to destroy and change. Now I wonder, where is all that? Where is me?
I built up so many questions that I ended up loosing my path. I lost the courage once I found no answers. I lost me.
I’ve felt alone for so long, wondering and wandering. And then there I was, tangled on it all.
The thing is, not because it’s tangled it means its broken. Its just that you know from experience, most of the times you just can’t see an end to start untangling, so what you do? Cut.
You break a piece hoping you can, after that, find an end.
I guess that’s me. I didn’t know then tho. And I’m not quite sure I’ve found the end either. But I guess that something I do know is that I have the tangle of knots in my hands at least. And I’ll have to be brave enough to cut and pull through as many times as needed.

Vmm

Ig frases

Un beso o seis,

porque me gusta el seis

Un beso. Tal vez dos, o mejor seis.
Seis porque me gusta el seis y ya está, así como me gustan los besos.
Los besos son la extensión de mí misma: son lo que soy y lo que no soy. Los besos a veces son un hecho y otras son lo que podría ser. En un beso digo lo que callo y callo en el beso lo que puedo decir con un abrazo o algo más.
No creo que se trate de algo meramente corpóreo: no se trata del contacto de unos labios con otra superficie porque a veces los besos más sinceros se dan en la mente, con el pensamiento. Puede ser la expresión de algo muy íntimo, puede ser renunciar a compartir tu ser solo contigo mismo y empezar a hacerlo con alguien más, o puede que sea la muestra física de que ese otro ahora forma parte de ti también. Lo bonito de un beso es que siempre hay al menos dos involucrados.
¿Dos? Sí, dos. A veces eres tú y otro ser, a veces tú y tú.
Creo que todos tenemos una especie de mini-seres en nuestro ser. Que a veces besamos una dimensión del ser y a veces besamos todas ellas (incluso las desconocidas). Que cuando estoy triste puedo besarme mental o físicamente como diciendo “oye tú, “mini-ser triste” no eres lo único que existe en mí, no estás solo, eres parte de algo más grande: de mí; y yo te digo que vas a estar bien, ¿sabes? En serio, tranqui”. Y que cuando beso a otro ser puede que le esté besando el momento, la felicidad, la tristeza, la angustia, la incertidumbre, el odio o el amor.
Un beso es romper barreras, es un contacto directo y profundo. Un beso es primero el reconocimiento de que hay algo que besar, luego el reconocimiento del deseo o no de besar, y finalmente la acción de besar.
Un beso es en sí mismo un acto algo sencillo, pero no es simple. Entrar en contacto con otro ser no es solo quedar expuesto, también expones al otro ser. Supongo que es por eso que a veces las personas dudan si besar o no. Está también el rechazo. Incluso si te besas a ti mismo no puedes estar totalmente seguro de si cambiará algo en ti como tú lo esperas; uf si es a otro ser encuentras el miedo al rechazo del beso sí, pero no solo eso: a veces es como si del hecho de que rechace tu beso se siga que también rechaza tu ser, y eso es fuerte (vaya sí es fuerte).
Aunque, ¿saben? No entiendo mucho cómo ese miedo al rechazo puede ser tan fuerte impedimento para besar. Al final, se trata de libertad. Eres libre de desear besar a un ser y de besarlo, y a ese ser le corresponde la libertad de corresponderte o no. Un beso es algo bonito igual.
¡Ah! Eso sí. Yo he tenido miedo, mucho miedo y me he abstenido de besar; pero más que miedo al rechazo ha sido un miedo de fastidiar a ese ser. Verán. Estoy enamorada, y he querido besar al sujeto, he querido besar su cerebro, sus sentimientos, su inteligencia, sus imperfecciones, sus labios y su ser también; pero he tenido miedo de que al hacerlo vulnere su libertad. Es como que: él no tiene la culpa de que yo esté enamorada de él, igual le gusta o igual le molesta o igual le es indiferente; pero ¿cómo podría yo entrar en su ser sin que me importe su bienestar?
Quizá se trata de incertidumbre. ¡Qué frustración es la incertidumbre! Supongo que tiene que ver con el tema del beso porque la acción de un beso no implica solo el hecho de besar, sino todo lo que conlleva: sentimientos, emociones, pensamientos, y uno nunca está totalmente seguro ni de los propios, entonces tratándose de otros es una situación altamente compleja.
Cómo besar y no ser asesinado en el intento
Al parecer hay reflejos físicos en el otro ser (limitémonos a seres humanos) que ponen en evidencia si quiere recibir o no un beso tuyo. Entonces, todo sería cuestión de aprenderte las reglas de juego y aplicarlas en la situación próxima al beso a ver si llegas a llevarte el premio.
El problema es que los seres somos predecibles solo hasta cierto punto, no somos un “Control C, Control V” presionado millones de veces, y lo que en unos es señal de “puedes o debes darme un beso”, en otros no lo es. A ver si le das un beso a tu amiga cuando está triste y ella resulta tener una especie de asco social o tiene algo fuerte contra las bacterias, ¡uy! Tal vez no saldría como tú habrías querido.
Al final creo que besar es como existir: a veces estás seguro de que funciona, otras veces no tanto, a veces quieres hacerlo y otras veces no, a veces puedes encontrar la situación idónea, a veces es solo una mala jugada de la vida, algunas veces lo haces bien y otras no tanto. Y solo te queda intentarlo, ya luego ves si la vida o el beso estuvo bueno o no.

Vivememormortis

What are the chances

Of loving and being loved

What are the chances?
What are the chances of really be lucky enough to fall in love when you’re in your 10’s and keep that feeling in your 20’s?
Supongo que tan bajas como que en un momento determinado te des cuenta de que es recíproco.
Tan bajas como encontrar una década después que tu primer beso y tu primera vez, en efecto, puede ser un amor de verdad también.
Tan bajas como escucharte y escucharle decir un “te amo” que ha estado años implícito, un día cualquiera, a muchos varios cientos de kilómetros y nunca antes cuando estaban a unos pasos de distancia.

Entre las mejores cosas-sentimentalmente hablando- que me han ocurrido en estos últimos dos años ha estado vivir el amor, pero entre las mejores de las mejores, ha estado compartir un poco más con él.

Él no lo sabe (así como no lo sabía nadie, ni siquiera yo) pero siempre ha estado en esos back thoughts. Supongo que sí hay un tiempo adecuado, un momento ideal. Y, siendo tan bajas las probabilidades como lo son, qué suerte pensar que este momento podría ser aquel.

Ayer tenía muchas ganas de escribir, pero no quise quedarme despierta, total…ya dejamos los cafés y cigarrillos. Es difícil tener a la distancia a una persona que quieres, aunque no por las razones que se suelen decir; a nadie se le cruza por la cabeza las escenas de infidelidad de la persona que quiere solo porque están lejos (o al menos eso creo), aunque el pensamiento recurrente quizá esté relacionado con eso… Creo que se trata de la impotencia de la distancia en sí, el no estar, el no poder estar. Es angustiante no poder ayudar, ¿no? Bueno, es más angustiante no saber si quiera si podrías ayudar.

Y uno pensaría que estamos agradecidos porque al menos estamos a unos dígitos de distancia; recuerdo que antes había que escribir cartas a mano, en un papel super finito y adelantarte en el tiempo de tu imaginación unas cuantas semanas o meses porque, a pesar de que escribías hoy, esa carta llegaría por lo menos unas semanas tarde y luego la respuesta probablemente tardaría otra cantidad de tiempo. Uno se sacaba unas instantáneas que cuando revelabas en las casas de revelado daban pena ajena pero eran las que enviabas finalmente, porque esa persona probablemente se perdería ese fragmento de ti…tanto podía cambiar en un par de meses.
Ahora tenemos medios como el internet y el teléfono; es más, tenemos teléfonos con internet. Ahora claro, hay unos detalles claros a tomar en cuenta: la distorsión de la imagen, la velocidad del sonido, la interferencia de las redes…
Hoy en día, las redes sociales nos traen una fantasía agridulce: la cercanía virtual. Es la ilusión de ponerte casi casi a centímetros de la imagen de una persona, poder ver hasta los detalles más íntimos de su día a día y escuchar su voz literalmente hablándote al oído, pero siempre sin concretarse. Es la ilusión que se derrumba cuando estiras los dedos para acariciarle el rostro un poquito y te chocas con una pantalla, es no poder besarla y tirártela desenfrenadamente, aunque la puedas escuchar gemir, y es no poder oler su perfume y no poder saborearle la boca cuando está cerquita a ti.

VMM

Desconozco bien tu nombre.Calzas más

Para un librito

¿Quién no se moría por un cuento de hadas?
Princesas y vestidos y bailes y amor…sobre todo amor. Disney, pixar y luego Jane Austen, Laura Esquivel, Tracie Puckett, Blue Jeans y Federico Moccia. Las hay historias que comienzan en un bosque, en un castillo, en una escuela, con autos y motocicletas, y las hay otras que comienzan en una reunión de trabajo.
Las historias que me gustan tienen algo un poco en común: es que nadie se las espera. A veces es que uno está pasando por un mal rato, como yo; otras es que uno vive una vida medianamente normal, casi aburrida; S I E M P R E llega alguien que de pronto lo cambia todo.
No sé…Yo tuve los últimos años de arriba para abajo; todo lo que por años estuvo relativamente claro, desplomó. Quién sabe si eso pasó de un momento a otro, si hubo un punto de inflexión o si fueron curvas trazadas en líneas punteadas un poco difusas que poco a poco cogieron forma. Pero tuve la dicha de amar, de ser amada y- como todo lo bueno en la vida- llegó cuando no estábamos listos.
Tenemos más o menos la misma edad al menos biológica…y de ahí, más nada en común. Yo, solitaria y super loud; él, siempre con amigos pero más o menos low profile. Él, familiar y corridos mexicanos; yo, yo y reggaetón. Y sin pensar, sin querer, una tormenta convirtió una película en una cena, una cena en un billar, un billar en una disco y un rollo de una noche, una cita de 3 días que han sido los 4 años más maravillosos de toda mi vida. Aprendí que no importa lo que crees, lo que crees creer, lo que quieres, lo que quieres querer, o lo que crees que quieres; porque llega alguien que te enseña que quieres lo que no quieres aunque no lo creas, porque es amor.
Pero también que el amor es arribas y abajos, más abajos que arribas y que a veces parece izquierda cuando es derecha y derecha cuando quieres que sea izquierda. Y que nada de eso importa porque prefieres los momentos duros, los más duros siempre que sean con él; que los momentos más lindos no son realmente felices si no está. Y no es que dependas de él, no es que no vivas sin él, es que todo tiene más sentido así.
Claro, que esto es un compromiso, que no sucede así porque sí. De lo contario, imagina el mundo rebosando de felicidad, ¡del amor! Y es ahí cuando las cosas se complican un poco. Toca elegir, toca ser uno sin dejar de ser dos, el “yo” también es un nosotros y hay sacrificios y elecciones que tomar y esas sí que no son fáciles, esas no las toma todo mundo.
Estamos constantemente esperando el momento idóneo, ese punto en la vida en la que todo conspira a tu favor, que todo es perfecto para que las cosas se den; somos tan soberbios de creer incluso que sabremos cuando todas las condiciones confluyan… Pero no. Quizá porque buscamos la perfección en los caminos lisos, en las nubes donde todo es traspasable, blanco y transparente, como algodón, pero mejor. Y no entendemos que quizá eso mismo es la perfección, una nube en el cielo.
Una nube que es todo y es nada, que es compacta y traspasable, que tiene formas diferentes y quién sabe si olores también. Que se ilumina y oscurece, que acoge cantidades masivas de agua y a veces se desborda, que a veces brilla arriba muy arriba y a veces está entorpeciendo la vista como neblina. Pero que la niebla y la lluvia y las nubes con formas de todo son igualmente bellas, que no depende ni de la hora porque no hay tal cosa como el momento idóneo. Hay una serie de cosas que cambian, van y vienen, y que todo en realidad es una cuestión de si cogiste el momento o pasaste de él.
Pero que para vivir el momento hay que prestar atención, hay que poner empeño, hay que elegir mirar la neblina y amarla porque, gris y enceguecedora, es neblina. Y la nube alta en el cielo azul, blanquita y esponjosa también tiene problemas y también es nube. Y que todo esto tiene mucho y nada de sentido a la vez jajaja.
En fin, que es el tipo de empeño que no se le pone a todo ni a todos. Y así…así empecé a cuestionarme si quizá era posible sentir este amor por alguien más porque ¡ojalá hubiera sido planeado! Así me hacía un manual y en 1,2,3 empezaba una aventura cuando quiera con quien quiera porque quiera. Pronto me di cuenta de que esa serie de casualidades que me llevaron a conocerle y amarle, no pasaban así nada más…que había tenido mucha suerte.
Suerte como con mis amistades, que son de las que se alegran infinito cuando te pasa algo bueno y de las que lloran juntas hasta en llamadas transcontinentales cuando algo va mal; de las que creen en ti cuando tú no lo haces y que son capaces de mover mar, cielo, tierra, aire y cambiar la gravedad por ti, que siempre te quieren ver triunfar.
Suerte que no se tiene con todo mundo, suerte que quizá tiene fecha de caducidad o un límite máximo de usos. Porque todos los días conocía a un imbécil más idiota que otro, una amiga más falsa que el “empiezo el lunes” y una decepción pintada de oportunidad.
Es que ¡qué arte eso de pintar!
“Oportunidad laboral” así más o menos caí esta vez. Unos días antes de Febrero porque no podíamos dejar terminar el primer mes del año sin cagarla, que aquí no “empezamos el lunes”, las cosas no se dejan para mañana porque no nos endeudamos con el futuro; aquí si la cagamos, la cagamos HOY.
El par de días caóticos precedentes debían haberme advertido que hoy no sería un mar en calma, pero es que ¡aquí tienen a la marinera! Y cuando el barco se hunde no queda más que poner música, intentar salvar, hundirse con el barco y esperar que tu historia llegue a peli.
Es extraño cómo, cuando uno busca algo, está pendiente de la más mínima señal. Y yo, que no buscaba nada, me perdí hasta del momento de realización en el que descubres que te gustó el tipo que conociste dos segundos. A mí, que me gustan los detalles, me gustaría haber gozado cada segundo: como la primera vez que lo vi, que me reí de él o por él, el primer beso y el momento en el que decidí que valía la pena también liarse con el que te gustó porque “whynot” total, el barco ya se hundió y todo, y milagrosamente aquí están.
Eso… vamos a culparlo en el éxtasis que se siente tras superar esa muerte que parecía inescapable. Lo que también se escapó fue mi cordura, fue poco a poco: se me escapó una risa, un roce y pronto pasaría a ser un beso y luego muchos más. Se me escapó la ropa y cada caricia se convertía en dos más, especialmente porque habían pausas eternas en las que sentía que nos mirábamos el alma. No podía evitar reírme, es que ¡qué maravilloso era todo! Pero bueno, “¿y tú tienes novia?” es que tenía que preguntar aprovechando este segundo en el que volví al mundo terrenal.
¡Lo siento! Es que se me pasó preguntar antes. Hace 8 horas no existías, hace 5 me dijeron que eras mudo y ahora entiendo que no usar esa boca sería faltarle el respeto a la naturaleza. Qué bonita sonrisa tienes, qué abrumadores son tus ojos y qué bonito miran. Me siento bien. Medio sexo, medio conversación. Pero ¿qué hago acá? Yo iba a salir de fiesta con mis amigas porque no estaba segura de si volar a Madrid, porque todo se aclara cuando te rodeas de las mejores personas del universo, porque siempre lo puedes culpar todo al tequila…pero no esa noche, de esa noche te culpo a ti.
Salimos por alguna razón y terminamos en una calle que me ha visto desde que era menor de edad, cerca del bar que tiene esa rocola preciosa que me recuerda tanto a las salidas con mi hermana. Ni idea de dónde estamos, frente está Wahios y Tip Top: combinación perfecta juerga-comida. Nunca había venido aquí y probablemente no habría ingresado en otra ocasión, pero esta noche es especial, cualquier lugar lo hará. Le envío la ubicación a my person y ¡qué ganas de bailar! No sé qué pasó pero me diste un beso en la mejilla y la música de pronto parece sonar un poco más fuerte y todavía no lo proceso, pero ya llegó mi mejor amiga así que nos vamos a bailar, te dejo un beso en la mejilla también. No importa la demás gente, nunca nos importa; “cuando bailas solo tienes 18 años” y nosotras cuando bailamos solo nos tenemos a nosotras.
My person me preguntó que quién eras pero yo no sabía qué responderle, es que ¿quién eres? Yo tampoco lo sé. No sé qué hago acá, qué haces tú y menos aún qué hace tu boca con la mía y mis ganas de más, no más sexo, pero más (bueeeeno, bueeeeno, ya pasó un rato y puede que acepte el sexo también). Es que eso de enrollarme con gente en las fiestas me sabe mal, pero él no lo sabe y lo que estoy haciendo con él no le daría ni la menor pista de ello tampoco, pero my person sí que lo sabe y por eso me pregunta…por eso y porque le gusta cómo me mira. ¡¿Qué sé yo cómo me mira?! Si Yo no sé pero ni qué está sucediendo.
Me siento ligera y no podría pensar aunque quisiera, es uno de esos momentos que están hechos solo para sentir; es vivir y punto. A veces es cosa de menos de un minuto, es recostarme un segundo en su regazo y sentir el tibio de su rostro que se acerca al mío y en eso sus labios tocan un lado de él y se mueven en un tiempo paradójico que solo le corresponde a una situación como esta -despacio y veloz- hacia la comisura de mi boca y yo que no quiero que pare, me paro para poder tenerlo más para mí, todo para mí, al menos un rato, al menos esta noche. Sería el primer beso de muchos esa noche.
Ojalá en serio pudiera culpar al tequila. Total, las consecuencias del alcohol en el organismo se curan con un par de aspirinas, protectores hepáticos y mucha hidratación, pero esto no. Este es el tipo de droga al que te volviste adicta gracias a más de una década de dosis infinitas de textos, una droga que quizá todavía no probaste pero ya te tiene juqueada. Y olvídate del dispensario, él parece el creador; y es que habría que regular esta droga, habría que regularlo a él. Al menos dosificarlo, ¿sabes?

Pero pronto la noche había acabado y antes de notarlo estábamos en medio de la calle cuando alguien me pidió un billete para el taxi, ¡diablos, podría haberme pedido el auto y si lo tenía se lo daba! El último par de besos antes de que te fueras y adiós para siempre. Bueno, así son algunas cosas lindas: efímeras; pero unos segundos más tarde alguien empezaría un complot de tres- que-nada-tenían-que-ver y así nos encontramos en la recepción que más tarde llamaríamos un poquito más agitados. ¿Qué pasó? La noche fue eterna y a la vez muy corta. Se nos terminó de escapar la poca cordura que nos quedaba y un par de gemidos combinados con una charla casual; algo así como una capacitación express para el puesto de “yo-no-me-follo-a-desconocidas”. Y ahora me causa tanta gracia porque lo mencionaste un par de veces como si fuera el fin del mundo, pero es que ¡me había olvidado hasta de mi cumpleaños! Claramente no ayudaba a la situación.
¡Qué sueño, un sueño! Pasan las horas y la noche va quedando atrás y a mí que no me van bien algunos abrazos, pero es que tu pecho y tus manos tienen algo que M A D R E M Í A, no me sueltes nunca. Es que dentro muchos se pueden sentir bien, pero es cuando acaba el jadeo que se siente la diferencia; es que no se quiere levantar una al lado de cualquiera. Se los pinto así: están en un perreito bien sucio, de esos que hacen que se te borre el apellido y en eso encienden la luz como cine con función acabada y miras alrededor… y dices: “¡PERO ES QUE EL TRAGO SÍ QUE ESTABA FUERTE, EH!”
En fin, que no se trata de con quién te quieres acostar, sino con quién da ganas de quedarse hasta la mañana, planear viajes, escribir sobre ellxs. Porque ganas de sexo dan por mil y una razones (ya lo sabrá el regalo que me hicieron mis amigas en mi último cumpleaños), que a veces es solo por dormir bien y otras es porque te gusta vivir re-bien igual. Entonces lo que importa más que nada va por otro lado, va un poco por quién te llena de una manera diferente (no pun intended [i think so]) y tú no hiciste nada, nada más que dejarte llevar y ya te quería conocer.
Y yo que les odio a todxs, yo que necesito mi espacio y, sobre todo, yo que pensé que ya no había más de qué preocuparme salvo de quedar eternamente enamorada de un amor por el que ya había agotado las lágrimas, las sonrisas y hasta el amor mismo -oigan a la contable de los sentimientos-, que ya había decidido mi dosis de sentimiento por situación y ya había salido de la situación incluso. Yo, que esta noche salía con ganas de un tequila y mis amigas, ahora tengo más ganas de ti, de más de ti. Yo, que estoy cansada de ver la misma luna en diferentes continentes, miro al cielo una vez más.
Y tú… tú que me das cuerda…
Tú que has leído libros que nunca escuché a nadie decir que había leído.
Tú que conoces de Moccia y su poder para hacerte desear un faro y una moto.
Tú que entiendes las ganas de salir corriendo y no mirar para atrás, que en un entrenamiento vuelan las gotas de sudor mezcladas con ideas que habían llenado tu cabeza y sentimientos que inundaban tu cuerpo.
Tú, que quieres viajar y tú que te lanzas, tú que sientes, tú que me abrazas y me besas y me haces tuya, a ti te digo sí a todo.
Confío en ti. A saber qué cuento me vendiste, a saber qué historia me escribes, pero tu boca me sabe a tinta y tus ojos están perfectos si escriben tan profundo como miran.
Las cosas tienen que terminar en algún momento, total el día no llega ni a 24 horas. Y ¡mira que tú hiciste eterna la noche! Pero de la luz del sol no escapa nadie (ni siquiera en Lima, “la gris”), así que es de mañana y toca partir y repartir. Tengo que hacer las maletas porque viajo en unas horas; tú, tienes que hacer las maletas porque viajas en este momento, aunque una distancia más corta porque solo cambias de hotel.
En inglés hay una frase sencilla muy usada: “sleep on it”, porque usualmente todo se hace más claro en la mañana, pero nadie te dice que con una sustancia tan adictiva todavía queda el efecto la mañana siguiente, y la siguiente, y la siguiente… Y la magia de viajar es que la no-casa tiene sus propias reglas espacio-temporales. En el aeropuerto te tomas una copita o una botella antes del mediodía y normal, pero más peligroso es cuando sales de las puertas del internacional: creas un alter-ego. Está tu yo-nacional, que tiene horario fijado, bebe agua, entrena y no sale a fiestas y está tu yo-internacional que en la disco le da hasta abajo con un vaso en el centro de la cabeza con un equilibrio digno de balancista cirquense, que va a la derecha donde usualmente va a la izquierda y que está determinado a saciar hasta el más ilusorio de los antojos. En otras palabras: estás tú de relaciones largas y estás tú que te acostaste en la primera ¿cita? Pero es que ni eso… que tu yo-internacional a penas conoce mi diminutivo, ni mi nombre entero.
Ahora, que tú hayas viajado al mágico de mi país y yo al mágico del tuyo, no ayuda a la causa… Todo aquí me hace pensar en ti, especialmente tu nombre en mis notificaciones y revivir anoche una, dos, sesenta y seis veces. Y pensar en todas las reglas que rompimos, todas las casualidades y la ironía de estar tan opuestos pero puestos y dispuestos. Le das a mi imaginación todo lo que le alimenta, todo lo que la hace crecer; me haces creer que esta es la introducción de una historia brutal con playlist, cambio de escenario, de vestimenta, de clima y todo (que esta vaina resultó siendo transcontinental).
Eres el tipo que no es de la zona ni del país, eres el tipo que aparece en un momento inoportuno y bajo circunstancias cuestionables (porque nadie se detuvo un momento a pensar en que era una reunión de trabajo el ambiente en el que te vi por primera vez). Eres el outsider a todo; a mi vida, a mis intereses, a mis gustos, pero también el outsider a mis disgustos y a mis pesadillas porque es que ni en mis sueños más locos me habría imaginado conocer a alguien como tú. “Como tú” como si realmente hubiera tal cosa… Tú como que saliste derechito de un libro de Fede y no lo digo yo, que ya me dijiste que tus amigos te dicen “hache” y yo que pensé que Tres Metros Sobre el Cielo se había quedado en mi último año de la secundaria… Y puede que no, como puede que sí y que ahora sean en realidad seis porque me gusta el seis, como me gustas tú.
Los días pasan y las horas pasan y el tiempo pasa, pero no pasas tú. Que seguimos recordando una y otras diez veces esa única noche que pasamos porque esa noche lo ha roto todo, y quizá esa noche tenga como consecuencia también otras cosas rotas, como uno o un par de corazones pero no lo sé, no lo sabes, solo lo sabremos viviendo… De pronto me encuentro perdida en Madrid, tomé el metro equivocado. Bueno, es la línea correcta pero en la dirección opuesta y tengo miedo. Miedo porque a veces pasa eso, a veces sucede que todo es perfecto pero te distraes un poquito y de pronto igual se daña porque las cosas hay que saber llevarlas. Que puedes tener el mapa y el internet pero si no estás pendiente te bajas en la estación equivocada; y mira que no todas las líneas son circulares, entonces no siempre te puedes quedar y esperar a que vuelvan al mismo punto del que salieron, donde todo era maravilloso.
Y yo, que tengo la brújula medio descalibrada…

My person —

Un cuartito de siglo

¿Cómo empezar? Tal vez sería más sencillo si hubiera descansado bien, pero anoche la cabeza me daba vueltas. Acababa de leer un par de capítulos de Harry Potter cuando decidí que debía dormir, pero mi cabeza estaba llena de Horcruxes y otras ideas igual de aterradoras por lo que las pocas horas de sueño estuvieron plagadas de pesadillas y sueños. A veces me pasa, ¿saben? Que estoy llena de emociones y me desbordo al punto de no poder dormir horas, de perder la noción del tiempo y espacio, de dudar de mí misma.
Encuentro algunas maneras de lidiar con todo esto: a veces leo, a veces veo películas, a veces entreno, a veces escribo y a veces me aislo; sin embargo, en las ocasiones en las que decido enviar audios de 10 minutos tengo a mis amixes. Y hoy, hoy se cumplen más de una veintena desde que se nació my person.
Verán, cuando al menos una persona quiere tener un bebé (o cuando no quiere también)…jajaja no, este texto no es una educación sexual y reproductiva (aunque con my person todo es posible -o así se siente), en realidad no sé lo que es aún… Pero en fin, ¿quién diría que más de 8 años después este ser humano devorador de golosinas que no son suyas todavía no ha huido de mi vida?
Es increíble cómo funciona la vida, todo empezó porque desaprobamos en masa un examen de historia. ¡Bendito sea el medio punto! Porque por alguna razón gracias a esa desgracia académica terminé llevando todos los cursos del primer ciclo con la misma gente. Ahora claro, no fue todo ideal (aunque ya debería haber quedado claro ya que esta historia comienza con clara cierta ignorancia sobre la misma jaja); compartíamos muchos espacios pero no recuerdo cuál fue nuestra primera interacción, aunque ambas estamos convencidas de que se trata de un libro que involucra sexo, sombras y amor, algunas de nuestras cosas favoritas a través del tiempo.
Como todo grupo grande de amixes, especialmente durante la universidad, han habido momentos tangentes, paralelos y perpendiculares con cada una, los paralelos con ella han sido especialmente durante comidas porque ¡madre mía!¡¿Cuántas veces le puedes preguntar a alguien si quiere algo de la tienda, que te diga que no y que luego te robe TUS golosinas?! Jajaja (claramente tengo un tema que tratar con mi terapeuta sobre las golosinas). Pero nuestra relación siempre fluyó natural…

Lo que es más, por muy natural que es amarnos en todas nuestras diferencias, respetarnos y cuidarnos, además hemos tenido el valor de trabajar en nuestra amistad. Lo icónico con esta preciosura es que nunca hemos discutido más allá que por una galleta JAJAJA ¿Cómo discutir con la que me hacía morirme de frío en la biblioteca o en clase porque TENÍA que abrir la ventana para no quedarse dormida? ¿Cómo no amar a este ser tan purito y llenito de amor que habla a susurros cuando tiene genialidades que deberían decirse a gritos?

Mientras escribo esto no puedo evitar que se me llenen los ojitos de lágrimas de lo mucho que extraño y valoro a my person -porque sí, Grey’s Anatomy Lovers, ella es dark and twisty también, ella es MI twisted sister-, qué ganas de aparecer bajo ese edificio de ladrillo, esperar en ese parque y por supuesto perderme para llegar a pesar de que he ido mil veces. Tengo textos en los que aparece dándome su apoyo incondicional sobre los años en los que estuve perdidamente enamorada de un pollito filósofo, luego de haber caído en la lujuria de un abogado; ella la que sabe de todos mis amores, aventuras y desventuras, ella que me inspira y me empuja a crecer, que conoce todo lo que soy y no soy.

Me gustaría que se viera al menos como una sombra de lo que yo veo en ella, que el mundo se entere de lo perrísima, brillante, y valiente que es. Siempre fue así, cuando la conocí con el cabello largo y onduladito, cuando usaba pañoletas y el cabello sujeto de cuando en cuando, con su arete largo en una sola oreja porque #fashionstatement, con el cabello cortito y más rizadito aún, con la sonrisa de oreja a oreja delineada con un labial fuerte, cuando nos enamoramos de los bralettes, con esos ojos con un brillo soñador y pestañas por días!
Cejas perfectas y chaplas y queso y chocolatito ayacuchano, y chaplizza, y lo gracioso de haber hecho work and travel en la misma época y haber terminado en estados diferentes pero hablando casi a diario. Lo intenso de nuestras llamadas, el cálculo perfecto para llorar al mismo tiempo en espacios transcontinentales. Los regalos pensados y los detalles aleatorios.
Mi gordita tan bonita gozando en la jarana, un pañuelito blanco y los zapatitos (que nada nada tienen de pequeños pero es que ella es tan grande que todo a su alrededor se hace chiquito), tan divina con una copa de vino blanco y pizza como con la jarra de chela en Valetodo Downtown perreando hasta el piso. Mi fin de semana en la casa de playa, mi paz de solo saber que existe una persona tan bonita, tan buena, tan fiera y capaz de comerse el mundo con las manos. Arrebatadora en todos los aspectos.

A la que le confío mi vida, mi muerte y el más allá. My person, la incondicional, el ser que sabe mis más oscuros secretos y fallos, porque llegamos al acuerdo de que necesitamos en el mundo alguien con quien podamos ser eternamente y fielmente dark and twisty como Mer y Yang, bailar hasta acabar con lo que sentimos y darle besos románticos al tequila.
Hoy cumple años una persona a la que conozco tanto, por tanto tiempo y de la que no puedo hablar en una línea de tiempo porque con ella todo es un continuo, no veo un inicio y no hay un final. ¡Te amo, my person! Estoy eternamente orgullosa de ti, de tus logros, tus caídas, estoy inmensamente feliz de tener la dicha de ser parte de tu vida.
¡Feliz cumpleaños!

Vive Memor Mortis

Calzas más para un librito

Parte II

Los días han pasado y ahora sí, la realidad is catching up on us. ¿Qué tenía yo en la cabeza cuando decidí hacer este viaje? Ah sí, a ti. No, no… eso ya es demasiado jajaja No es cierto. Solo tenía algo super fuerte: las ganas de empacar y salir: es que a veces no importa el destino, en especial cuando el motivo del viaje tiene que ver más con el origen. Lo que definitivamente NO PENSÉ fue en las muchas y diversas razones por las que amo mucho estar sola. Es que toma mucho de uno mismo juntarse para tomar una decisión y cuando hay más personas involucradas, hay que sintonizar. Pero es que ya hablamos de esto en párrafos (¿o páginas?) más arriba…se llama compromiso; y también dejamos en claro que uno no se compromete con todo mundo, mucho menos con cualquiera. Eso, en circunstancias normales… Pero acá no hay mucho normal, aquí somos Liz y aquí somos super racionales y superadas hasta que alguien necesita ayuda y entonces entra el complejo de super-heroína ya que ese no tuvimos tiempo de superar en terapia, era muy “súper” (entienden? Jajajajajjajaja “superar”, “súper”).
Entonces me pongo de mal humor porque cuando yo me comprometo, me comprometo bajo términos y condiciones… total que los títulos de representación a terceros con carácter de “absoluto” no existen[chiste jurídico, vamos…ya les debía haber quedado claro que no soy muy cómica]. En fin, que a lo que me refiero es a que intento comprometerme de manera contextualizada. Que mi palabra tiene valor, sí, pero que lo que ofrezco está sujeto a circunstancias cognoscibles al momento de la adhesión del contrato (ya, ya, es que una amiga justo acaba de hablarme de Derecho y mi cerebro se quedó pegadito al tema).
Lo que quiero decir, en términos terrenales, es que me molesta que yo entrego muchísimo más de lo que debería de mí, y en ocasiones tienen el descaro de exigir más cuando ni hacen el esfuerzo mínimo de merecer lo que YA DE PLANO DOY. En fin… la vida.
El punto-que ya después de tres párrafos divagando es hora de que lo toque- es que estoy aburrida y, para toppearlo, la compañía que tengo es TODA menos la tuya. Llegas a Madrid pero no para quedarte, ni siquiera para verte, solo llegas una hora. “¡Eres una chubasquera, te gustan los hombres que vienen, te mojan y se van!” (Latini) Porque ajá, por lo pronto eres un chubasco; mi chubasco de mi última noche en Lima, en Lima que no caen chubascos. Pero todo normal porque te veo pronto, porque aún tienes vacaciones, porque tenemos esto que es woge, que es intenso e inesperado.
Y de pronto…me da miedo porque woge también implica de alguna manera marea alta “es el miedo inmenso a la profundidad de lo que creas y no sabes gobernar”(Moccia, obvio). Porque cuando el fuego quema tan fuerte, tan intenso, también se consume todo un poco más rápido; todo lo que pensaste que “podría ser” es combustible, y las ilusiones a veces son a nosotros lo que los poemas son a Elizabeth en Orgullo y Prejuicio: calor para mantener un amor sólido, pero lluvia torrencial que acaba con los pequeños amores recién comenzados. Y entonces ¿qué hago con la ilusión que me das? ¿Qué hago con los viajes soñados y los libros que quiero compartirte?
Porque de pronto dos semanas se convierten en tres días, tres días en un viaje que no sucede y pienso en todo lo que pudo ser, lo que quisiera que sea y no es. ¡Qué lío con las ilusiones, con los sueños y deseos! Que te plantean algo diferente como realidad, que miras el mundo pero a la vez miras algo totalmente distinto: son las gafas del amor; ya, como si al amor le pudiéramos confiar la interpretación del mundo…Y esa noche se convierte en nada, porque eso es lo que se le puede confiar al amor: nada.

Vengo hablando de algunos libros porque a eso me recuerdas un poco, a todos los libros que me gustan tanto, los que me ponen a soñar con amor. Los libros que te hacen hablar un poquito en rima, que profundizan los sentimientos, que los revuelven y te hacen decir cosas, te hacen sentir cosas. Los libros que te enseñan a subir alto muy muy alto y, aunque en ocasiones sí que te enseñan la caída, tienen una letra tan bonita que casi ignoras esa parte.
El problema de los amores de libros y de película es que los libros y las películas tienen un final: muerte súbita. Que no importa cuánto ha durado en longevidad o en intensidad, constantemente te dejan con ganas de más. Sí, sí…ya sé que uno debería saborear los momentos y punto, que no debería hipotecar el futuro pero es que cuando uno es feliz… Y ya había mencionado que él no solo es droga sino también su creador.
En fin, que se ha acabado. En mi mente he detestado hacerlo más grande de lo que era: una noche y punto. Una noche maravillosa, estúpidamente mágica, más fuerte que droga que corre entre muchachos cada dos años en algún lugar de Europa, pero así…una noche y punto. Que si me hubiera quedado con que los libros se acaban, que las pelis se acaban, que el día se acaba quizá no tendría el corazón chiquitito por todas las aventuras sin vivir, las promesas sin cumplir y los viajes que no pasaron.
Pero soy yo, yo que soy super racional y lo entiendo todo salvo cuando no lo entiendo y que esta es de esas veces, porque absolutamente nada tiene sentido. Nada tiene sentido cuando las cosas no resultan como tú quieres, creo. Y al final, diga lo que diga, resulta que quería más.
Y ahora todo me sabe a excusa, todo me sabe a mentira. No porque realmente mientas o yo te mienta, sino porque la falsedad se saborea incluso en lo más verídico cuando uno está decepcionado. Lo peor es que aquí me encuentro de nuevo, no enfadada contigo o con las circunstancias sino deseando simplemente estar ahí, que yo sé lo que es que no estén… Y aunque no te conozco de nada, me das la impresión de que estar para ti es 100/100 enriquecedor, das la impresión de que vales todo. Ya, ahora que lo lees no te sorprendas, ya te había dicho que a ti te digo “sí a todo”. Igual, lo que toca de cuando en cuando es arriesgarse, no? Ya lo sabré yo, que he decidido hace un tiempo arriesgarme a ser feliz.

Entonces yo estaba pensando en lo triste y fastidioso que es que los libros y las pelis se acaben, que a veces es solo la primera parte y luego hay otro tomo, y que igual no interesa que hayan 7 tomos y libros del universo en cuestión, siempre quieres más; y así me sentía: que quería más contigo. Y tú no estabas. Y yo no estoy para quienes no están, al menos ya no más: esa es la meta. Y pensaba luego en cómo cuando sales de una relación estable no te das cuenta de la comodidad, ¡qué atractiva se hace la comodidad! El no decir y el decir las cosas sin filtro ni explicación porque la otra persona simplemente lo entiende, te entiende, se entienden. En los gritos, en los silencios, en las lágrimas y en las risas y en esas peleas que resultan en conversaciones iluminadoras en medio de la noche, o en noches o mañanas o días o semanas o meses de sexo interminable.
Pensaba en cómo olvidamos lo que es darle la oportunidad a las personas de que te conozcan, tomar la oportunidad de conocer a las personas, hacer que realmente suceda, el esfuerzo consciente de desnudarte y desnudar. El flirteo y las citas, el mirarse de reojo y los silencios incómodos, las miradas que buscan algo más que lo que los ojos ven, y los primeros abrazos y los primeros besos con los que uno va aceptando la cercanía de otra persona a su propio mundo…

Uno en ocasiones se olvida de que no se le pide a todo mundo que te escuche, que te haga tiempo, que no a todo mundo se le entrega el corazón y las fantasías. Y mientras escribo esto tengo una duda existencial: ¿es que acaso existe alguien a quien sí se le deberían pedir esas cosas (¿no deberían dártelas por cuenta propia?)? ¿es que acaso nos deberíamos resguardar y no vivir con ilusiones (porque en la fantasía también se encuentran las decepciones más fuertes)? Es que realmente me siento como dividida en dos munditos: quienes mendigan amor y quienes no son lo suficientemente independientes como para decir exactamente lo que quieren y luego se mueren de rabia porque nadie les puede leer la mente. Y luego claro: a quienes nos regañan los sueños y escenarios preciosos, ahogados por todo este mar de ilusiones y deseos desmedidos.
Pero es que mi psicoterapeuta también dice que uno no puede andar dando todo masticado, que hay que emplear a la gente emocionalmente. Esto quiere decir que no puedes decir absolutamente todo lo que sientes, necesitas, quieres, que también hay que hacer que las otras personas se tomen el esfuerzo de descubrirlo. Que no solo les da una sensación de autocumplimiento, sino que además no te haces tan disponible. Ya… cuando me dice estas cosas me siento extraña. Me siento un poco como que tiene razón porque así la gente te va demostrando quién sí, quién no…pero también me siento como cuando piensan que andar vestida de alguna forma o sonreír, o bailar de alguna forma significa cualquier cosa. Y no… a veces decir exactamente lo que quieres, lo que necesitas, lo que sientes, es solo eso. Específicamente que no necesitas darle más vueltas al asunto, que la vida ya es suficientemente complicada y que ya a ti mismo te cuesta tanto interpretarte que ¡madre mía!, si a eso le añades un tercero…pensar en la caja negra que el conductismo por algo decidió ignorar y el sujeto que los cognitivistas tanto se esmeran en desentrañar…
Pero mira cómo perdí el hilo, y encima me voy a corrientes de psicología porque ajá… Decía yo, lo complicado que se vuelve dejar entrar a alguien en cierto punto de la vida. Que no solo implica conocer y dejarte conocer, sino que además implica hacer un esfuerzo consciente y no olvidar que es alguien absolutamente extraño a ti, a tu mundo. Y también agradecer porque esta persona ha llegado a cambiarte un poco y quién sabe…quizá a construir uno(mundo) para ambos. Y también hablaba de las batallas internas: ¿sigues lo que sientes o lo que la vida te ha enseñado hasta ahora? Y ¿qué pasa si la vida te ha enseñado a no seguir lo que sientes porque lo único en lo que resulta es en más sentimiento?
Ya…es que ya lo había dicho antes: he decidido arriesgarlo todo por ser feliz. Entonces lo dejo todo, he empacado las maletas unas diez veces porque en ocasiones -aunque lo intentes- hay cosas que no caben más en tu equipaje. He dejado de esperar que “x” permanezca en mi vida como solo mi amigo, porque ¿cómo puedo querer que una persona dispuesta a lastimar a alguien a quien tiene de novia lleve el título de “amigo”? He dejado de estar enamorada de “y” porque el amor no es suficiente y, aunque puede ser eterno, estar enamorada no lo es si no que hay que cultivarlo. Y “z”… a z le tengo tanto cariño que no sé bien qué decir…es que quisiera tener sentimientos más allá de la amistad y la complicidad que nos une… porque z está committed a que nosotros seamos más, pero ojalá alguien le pintara amor al alma. Y él… él a quien conocí porque una noche del primer mes de un nuevo año las estrellas y todos los astros y dioses y fuerzas cósmicas se alinearon, a él le encuentro espacio en mi equipaje.
¿Quién sabe si me equivoco? Las personas leerán el párrafo anterior y pensarán “buah, es que tiene opciones y todo” porque aparentemente cualquier persona que intenta estar en tu vida se convierte en una opción. Pero en la vida a veces las elecciones están hechas antes de ser opciones, en la vida no importan las seis mil personas que te hablan, importa a la que tú quieres hablarle, la que quieres que te hable. Y puede ser algo evidente, puede ser por todo lo que hizo, por todo lo que dice, por todo lo que pasa, o puede ser porque es y ya.
Vmm

El auto

El remo

Cuarentena día mil, abro la laptop y me pregunto: ¿funcionará?
Tal vez hablo de la computadora, que de cuando en cuando se pone un poco terca, tal vez hablo de nosotros. ¿De quién depende? He conectado la laptop, está en la -aparentemente- única posición en la que acepta mantenerse funcional. Pero hay tantos factores como veces en las que cociné algún invento y arruiné mi almuerzo.
He puesto de mi parte, pero la verdad es que no sé bien qué es lo que necesita la laptop para funcionar, ni tampoco qué necesita él de mí.
Hace cuatro días me preguntaba qué pasaba cuando, en este arte, solo se tiene o un pincel o un lienzo pero no ambos… y entonces empecé a escribir:
Para sentir necesito el repiquetear de las teclas debajo de mis dedos, necesito el teclado como bandeja para mis lágrimas, necesito la pantalla en blanco tiñiéndose un poco.
Para sentir necesito escribir, para escribir necesito mi computadora. Esa fiel compañera desde mi primer año en Derecho que ha visto tanto mis ensayos y tareas como mis chats y textos y emociones sin publicar.
Es quizá algo ridículo… tan ridículo como lo que me inspira a empezar este texto; y es que mi computadora dejó de ser mía hace un tiempo, así como mis sentimientos.
Entonces me pregunto: qué pasa cuando solo yo quiero compartir mis sentimientos con mi teclado, qué pasa si esas teclas no quieren saber de mis dedos, si esa hoja no quiere ser escrita. Qué pasa cuando sólo una persona quiere grow old with someone, cuando sólo una persona quiere subirse a la góndola del together for eternity. Qué pasa cuando te enamoras solo, peor aún, ¿qué pasa cuando solo uno quiere trabajar en ese amor?
Es obvio, claro: la relación se disuelve. No hay forma. Cuando uno no quiere no hay problema que resolver, broken to be fixed.
Pero qué pasa conmigo, que te quiero amar y verte arrugado a mi lado. Qué pasa contigo, quién te va a celebrar las victorias y derrotas. Qué pasa con nosotros, con las batallas que nos quedan.

Veinte años después me he enamorado. Siempre pensé que sería parte de una historia larguísima que comencé a escribir hace catorce años… Pero, ¿cómo podría haberme imaginado que amar no tomaba más de un par de coincidencias y acertados fallos?
Tal vez fue la alineación de las estrellas de ese particular año, tal vez fue el tabú de la distancia y buscar calor en ese invierno. O tal vez fueron los besos correctos, sostenerle la mano, mirarnos de lejos. Tal vez fueron todos los impedimentos, tantas discusiones mezcladas con anhelos.
Quizá fueron sus labios aprendiendo a besarme, quizá fueron mis brazos aprendiendo a soltar. Quizá fueron las noches que no pasé en mi cama y las mañanas que despertó a mi lado. Quién sabe si fue por eso que aprendimos a escuchar o, por lo menos, a tomar el camino…

Tengo tanto amor para darle porque él me ayudó a amarme. Me ha obligado a aprender, es que me ha enseñado tan lindo que no tiene ni idea. No sabe cuánto he crecido. Él no sabe.

Yo le dije que la relación se trataba de remar. Que habrían ocasiones en las que uno iba a estar muy cansade y entonces la otra persona remaría por ambos. Que yo estaba bien con eso, que yo podía hacerlo, que yo quiero hacerlo. Y que de él esperaba ser consciente de ese navío, estar de acuerdo, anotarse y de cuando en cuando tomar clases de actualización. Al final se trata de mantenernos a flote, avanzando.

Y a veces me da la sensación que él piensa que es difícil, que no se puede comprometer a tanto, que no está en posición.
Él no sabe…
No sabe que puede, que yo creo en él, que ya lo hizo. Él no solo mantuvo la góndola andando, yo estuve a la deriva y él me buscó. Yo pretendía remar pero él sabía en el fondo que no tenía la fuerza para hacerlo en ese momento. Y entonces me dio el control que no está conectado a la consola, y me animó y me animó… y me hizo ganar.
Él no sabe lo que he ganado con él, ahora puedo remar.
Ese amor no es un vaso de agua que sacía la sed en medio de una sequía, ese amor es la lluvia que hace fértil la tierra, que llena los ríos y lagos.

Yo sé lo que pasa, yo sé que se acaba, yo sé que nadie muere, sé que de cualquier forma ya ganamos…Pero viviendo lo vivido, no pude evitar preguntarme: ¿es suficiente una anécdota?
Yo quiero prólogo, quiero la oración sin punto, the second, third, fourth and fifth gear and i want the upgrade that hasn’t been invented. I want ese gear que haga que el vehículo vaya del suelo al cielo con la maniobra correcta.
Quiero los choques y las luces en el panel, siempre que it’s US getting in and out of the car, porque US es nuestro insurance que todo lo cubre.

Entonces, ¿qué pasa cuando es solo uno y no US?
I guess que we’ll find out.
Hace dos días estaba cansada, frustrada en realidad. ¡Cuánto quería una respuesta!
Sí|No, puedo tomarlo. Lo que no puedo tomar es gastar mi amor, mi tiempo e involucrarme en una situationship. Esa en la que no son nada, pero son algo y todo va sobre el paso pero no sabes cuál es el camino. Vas a ciegas, en ese gris en el que no hay ni miedo ni esperanza. Así es más sencillo, o lo es todo grandioso o no es felicidad, no es amor.
Mi pregunta es, ¿entonces cuándo sabes qué es qué? De dónde proviene la satisfacción o la decepción cuando no quieres algo, cuando no tienes una meta. Cuándo sabes dónde bajar, dónde subir, qué camino tomar o cuál evitar, cómo sabes qué sí o qué no. Si todo simplemente pasa, ¿cómo no perder la perspectiva?
Vivir en una sola estación. Viendo cómo siempre es otoño, no hay ni más otoño ni menos otoño; es más, no hay otoño, ¿cómo podría haber otoño sin otra opción? Y esperar, sin embargo, que en algún momento sea verano, invierno o primavera porque las cosas solo pasan…y sería irreconocible de todos modos porque solo hay otoño.

Entonces i couldn’t help but to ask myself, why do you even want this. No effort, una conversación sin punto ni coma, i don’t see the money where the mouth is, pros y cons?

Okay.
1. Pero está lejos
2. Pero nunca sé cuándo lo volveré a ver
3. Pero no toma acción, no intenta siquiera pensar en si quiere un US
4. …
5. …
6. …
En un mundo de “but”, qué lindo es buscar los “porqué” para seguirnos moviendo, para seguir viviendo.
Cuántos obstáculos hay entre el aquí y el allá, cuántas batallas hay que perder y ganar, cuánto hay que vivir. Cuánto me pierdo por no arriesgar. But it might take months to see him, but i might get my heart broken, but its too far away, but we are different, but the calls are mainly on me, but is it worth it? Porque al final lo voy a ver, porque no es imposible, porque sentí, porque we learn from each other, porque crecemos, porque podemos, porque lo amo.

-Bye
~Bye
-Okay, bye
~Okay, bye…

We said bye like we had said bye so many other times. Like it was the last time but hoping it wasn’t. Yet here we are… cause that’s the thing with last times, you never know when the last time is the last time. We do it quick, as if it was something we were gonna do every day for the rest of our lives.

I made it quick so it wouldn’t hurt so much. Y luego seguimos hablando y cada día que pasaba quería no haber dicho adiós, posponerlo un día más, otro y otro.
Ante situaciones así, en las que estoy a punto de dejar al miedo y los obstáculos comerme viva, empiezo: if this was your last day on earth, how would you spend it?
Entonces envío el mensaje, entonces grabo el audio, entonces me pongo ese outfit y me maquillo así, entonces entreno con todo, entonces postulo a este trabajo, entonces, entonces… entonces me arriesgo.
Entonces yo digo que sí, aunque tú digas que no. Porque yo no quiero despertar un día y pensar que pude haber sido feliz si tan solo hubiera decidido intentarlo.
Porque cuesta trabajo sostener un Sí o un No, pero no me imagino perderme del final del arcoíris o las luces del panel encendidas, i can’t imagine missing the ride. This is me.

No hay una estación perfecta,
Pero es más complicado que una suma de alegrías.

No es es mucho más que compartir los mismos gustos, tener las mismas amistades y darse besos cada vez al despedirse y al saludar. Es esfuerzo constante. Nunca hay un momento o circunstancia perfecta, es subirte al carro y saber que te puedes encontrar con una tire reventada o con el final del arcoíris y así es como vas, you just make it keep going. Sometimes va a ser un path asfaltado y otras un terreno libre, en donde tú te abres paso. Te preocupas de las luces en el panel cuando aparecen y le corres el diagnóstico a la máquina, no dejas el auto botado.

Hay mil razones para no iniciar un viaje, para no dormir de noche, para no conseguir otro trabajo, no mudarte, para que los miedos y desafíos nos outcome. Y esa es la misma cantidad de razones para sí hacerlo. Es un 50 y 50 de eros y thanatos, es el dinamismo lo que nos tiene ahí, viviendo.

Quiero postponer el adiós todos los días hasta que no queden más.
Vive memor mortis

Guía para enamorar

Guía para enamorar.
Vamos a ver hasta dónde llego con esto.
Bueno, ojalá lleguen a leer todos sus textos en clase porque aquí estoy más perdida que la mamá de Marco. Digo, es obvio ¿no? Ya quisiera yo conocerme esta guía.
Confesándome:
Nunca he intentado algo como una guía, es más: nunca he intentado enamorar a alguien. No es lo mío. La libertad es mi primer mandamiento y acorde a ella, procuro no categorizar.
Sin embargo, como fieles amantes de lo que parece fácil proponemos sistemas para todo; en este caso, supongo que desean que plantee un sistema para al menos liarse con alguien.
Primer intento:
Analiza la situación
¿Qué es lo que quieres? Obviamente enamorar, pero ¿a costa de qué? ¿Qué tanto estás dispuest@ a sacrificar?
¿Quieres enamorar o conquistar?
La mayoría de personas vive con esperanza, pero no saben ni qué esperan.
La conquista es pura economía, es administración de los bienes escasos:
Quieres al sujeto, el sujeto quiere que le des algo, ponderas si vale lo que pide y luego decides si realizas la transacción o no. Listo.
Pero yo quiero hablar de enamorar, y eso es a mi parecer, complicadísimo.
Las personas se enamoran cuando les gusta lo que ven, lo que escuchan, lo que sienten, pero más aún: se enamoran cuando les gusta cómo son ellos junto a esa persona.
Al menos ese ha sido mi caso.
Yo no sé cómo enamorar. De mí se han enamorado tanto tipos que me han fascinado como tipos que he aborrecido, se han enamorado tipos porque los he tratado fatal y porque los he tratado fenomenal. De esto puedo decir dos cosas: los tipos pueden ser muy idiotas y para enamorar tienes que ser tú mismo.
No sé cómo enamorar pero sí sé cómo es estar enamorada. Una vez (y menos mal que ha sido solo una vez) me he enamorado.
Cuando te enamoras no hay reglas, no hay pasos.
Hace un tiempo (lo que parece mucho) me preguntaron cómo sería mi tipo ideal y empecé a establecer ciertos parámetros, parámetros que al parecer son inservibles cuando te enamoras.
Yo entré a su clase por cuestiones de azar, entré buscando un lugar para leer tranquila, estaba en búsqueda de silencio y salí con mucho ruido en mi interior: estúpido hipotálamo. Val me dijo que me enamoraría en cuanto lo viera. Él entró al salón y yo me burlé de ella y de todas las muchachas que hacían lo imposible por sacarle una foto y mostrarle a sus amigos lo bueno que estaba.
Él simplemente no era lo mío físicamente. Es delgadísimo, con un estilo algo hipster, y un andar extremadamente peculiar. Quiere ser malo, se enfada bastante y todo pero lo más que consigue es lucir como un pollito bebé intentando gruñir. Él no era lo mío hasta que empezó la clase…
No puedo decir que fue en una clase, estuve aún varias clases burlándome de todas y todos los que suspiraban por él, pero sí bastaron pocas horas en suma para percatarme de que ese tipo no me resultaba para nada indiferente.
Solo sucedió, no hizo nada en particular o nada adrede al menos. Solo ser él es lo que me enamoró. De él me gustan cosas que en otros detesto, de él detesto cosas que en otros aprecio. Enamorarse es romper esquemas.
Para enamorar:
Conócete. Conoce tus fortalezas, tus debilidades, conoce lo que quieres, lo que puedes, conoce tu ideología, mientras más conozcas de ti mism@ más armas tienes para utilizar.
Que el miedo no te supere. La seguridad es algo que atrae mucho. Nadie quiere andar con alguien que le cargue más problemas al bolso, tal vez es bonito solucionar los problemas juntos pero si no puedes lidiar contigo mismo, no esperes que alguien más quiera hacerlo.
Ilústrate. No es cuestión de que puedas citar párrafos, títulos de libros, personajes históricos y fechas, es más cuestión de que no seas alguien que solo puede hablar de cuestiones vanas. Un poco de profundidad intelectual y emocional es indispensable.
La verdad por delante. No finjas, no mientas, no pretendas ser algo que no eres. A las personas les gustan quienes se esfuerzan por ser exactamente lo que buscan, pero no se enamoran de ellos. Las diferencias son la sal del amor.
No te limites. Una persona mediocre puede gustar por un rato, pero nadie quiere a alguien que termine atascándolo y una persona que se piensa incapaz o perfecta cree que ya llegó al límite y bajo ese parámetro mantiene a todos. No me digas que el cielo es el límite cuando existen huellas en la luna.
Cómico pero no un mal chiste. Reír no solo está bien, ¡está fenomenal! Uno tiene que reír de la vida muchas veces y de uno mismo también, pero hacerlo a costa de los demás no siempre es tan gracioso. Divertirse no quiere decir que debes dejar de tomar en serio las cosas.
Haz tus deberes. Conoce a esa persona y hazte conocer. Pasa tiempo con esa persona. Para enamorar no hay que dar nada por sentado. Deja de pensar que porque lo sabes tú los otros también deben saberlo. Demuestra lo que te pasa, no digo que te exhibas pero sé real; y fíjate de hacerlo en el contexto adecuado, piensa que la otra persona puede no ir a tu ritmo.
Déjalo fluir. No atosigues a esa persona con tu amor. Ya sé que quieres conseguir su atención y ello pero alguien que no te da espacio para vivir no solo aburre, disgusta.
Busca resultados pero no seas ansioso. Recuerda el margen de error. Puedes hacerlo todo justo como debió ser pero a veces no eres esa persona. Puedes resultar demasiado perfecto.
En resumen, creo que eso fue lo que me sucedió a mí. Él solo llegó siendo él mismo, una persona en busca de más. Inteligente, despiadado, divertido, serio, sin que le importe el ridículo o que otros no piensen igual que él. Siempre da más de sí mismo y contagia esa vibra. Él sabe callar y sabe gritar. No pretende ser perfecto, está viviendo, improvisando.
Para enamorar no es necesario estar enamorado, las personas pueden enamorarse de ti aunque no quieras y pueden no enamorarse de ti aunque lo intentes. Para que alguien se enamore de ti tienes que ser tú mismo, tienes que escuchar no solo los sonidos, tienes que escuchar los momentos, la vida siempre muy atento porque a veces solo tienes un instante para hablar.

Vmm

Fragmentos en IG

Calzas más para un librito

Parte III

Puedo seguir lo que la vida me enseñó y dejar que viva la vida que día a día me demuestra que vive: una en la que no hay espacio para mí, o puedo hacer caso omiso y estrellarme contra la muralla. Ya tomé la decisión, cogeré un vuelo a Mallorca y estaré; que si tiene esposa e hijos lo mejor es conocerles de una vez, que él se merece vivir la vida que él quiere o a la que está acostumbrado y descubrirse, pero que yo también. Entonces no importa más lo que él diga, cojo un par de vuelos y me empeño en gracia a la locura que es la búsqueda de la felicidad, quizá lo veo y quizá no, quizá está y quizá se va, pero lo que es seguro es que yo no le doy largas a la vida, ya no más. Tras una noche y madrugada de aventuras, lágrimas y miedo pero también sonrisas, he partido.

Pero bueno, ¿y la vida no me da un break o qué? Da la casualidad de que estoy leyendo este libro de guerras no declaradas mientras estoy hablando por teléfono respecto a una que sí que lo está, que para unas personas lo ha sido por los canales de noticia o las redes sociales y para otras lo ha sido porque perdieron algo o alguien a quien querían, por el estremecimiento de una bomba. La impotencia, la incertidumbre, la rabia que da cuando el mundo te grita maldades, te dice una vez más que no hay esperanza, que no es justo ni bueno. Perdí el vuelo. En los algunos años que llevo viajando nunca me había pasado y me siento estúpida, frustrada…pero ni siquiera en este momento puedo arrepentirme de las razones por las que lo perdí, ha valido la pena. Estar SIEMPRE vale la pena, nunca sabes cuándo no será posible.

Estoy aprendiendo no solo a sufrir en silencio, sino a no sufrir. Un viaje a una isla a la que podría llegar nadando ha terminado siendo un viaje ida y vuelta a otro continente, pero en realidad ha sido a otro mundo. No estoy segura de si es mi determinación a ser feliz, las horas sin dormir, las posibilidades, o este mar de colores, pero Mallorca pinta de ensueño. Qué bien me hace el mar, su inmensidad, carácter y fragilidad, qué bien me hace volar y qué bien me hace caer en la realización de que ya no estoy persiguiendo solo placer. El balance del mundo no está en que a lo bueno, lo bueno y a lo malo, lo malo; está en lo gris, está en lo bueno lo malo, lo malo lo bueno y lo que no pasa también. Entonces da un poco igual que no lo veo hoy y que quizá no lo veo nunca más, total fue una sola noche ¿qué tal si no solo soñada sino también solo un sueño?

Releyendo esto para no perder el hilo, me causa gracia hablar de esto como hablan las personas que lo pierden todo cuando “hacen el amor”, nunca fui así y no empecé ahora. No he perdido la cabeza por tener sexo con un desconocido o con un tipo que tiene el mismo nombre que tres de los protagonistas de alguno de mis libros. No es mérito suyo, es culpa mía. Yo que no pienso dejar que mi vida pase frente a mis ojos nunca más; yo que me perdí de dos años no pienso perder un solo segundo de nuevo.
Pero una voz me dice que pasa por mí, joder pero ¿no pasa de mí? Es la voz de él así que toca creerle. Y nuevamente, no sé si es la adrenalina abandonándome, si es GABA activándose o si la serotonina y oxitocina se acabaron pero no me dan ganas de saltarle encima. No tenemos la misma energía, no me escucha y su boca va de un lado a otro hablándome de cien cosas a la vez y mi mente no está. No sé bien si estoy apreciando lo bonito que es todo o lo lejano que se siente. Y ya está, las cosas se acaban (o quizá es que nunca empiezan).
Pero pasa algo en paralelo: es que estos besitos me saben cotidianos y, por ratitos, tú también… Ya no sé si estoy incómoda o muy cómoda, de pronto la idea de estar cómoda también me sabe un poco mal. Pero la inmensidad de la orilla, de todas las posibilidades del mar no me dejan pensar, solo estoy aquí y tú estás aquí y estamos. No importa lo breve del espacio entre ringtone y ringtone, esa brevedad me basta por ahora. Tu sonrisa ya no está tan brillante y mi piel y mi cabello son un desastre, necesito un facial, años de sueño y nunca haberme cortado el cabello. Mi sonrisa tiene rezagos de decepción y tus ojos ya no tienen espacio para ilusiones, ya no me desvistes igual. Tengo tantas cosas que preguntar que no se me ocurre ninguna pregunta. ¿ella está bien? ¿Cómo está tu papá? Y ¿tú?
Y ¿quién eres?
¿Qué te quita el sueño en este momento?
Hay tantas cosas sucediendo en el mundo, en mi mundo, en tu mundo que cualquier pregunta se hace un poco vana así que, por una vez, callo. Quiero escuchar lo que tengas que decirme, las risas, los llantos, los gritos y silencios. Escuchar lo que no quieras decir y mirarte a ver si me hago una idea de qué está sucediendo. Qué ganas de hacerte una guerra y al mismo tiempo paz, pero es que no sé qué me pasa, ¡qué ansiedad! Tendré que contentarme con solo hacerte el amor.
Ahora lo sé: lo que me incomoda de la comodidad es la monotonía. Estoy como para un retiro pero en el mar, o en las brasas de un fuego que quema eterno; estoy como para estar quietecita y que de pronto haya un oleaje fuerte o el viento sople que haga como que apaga la llama (pero no). Estoy como para que me encuentren en la mitad. Vivo de la emoción, me alimenta la búsqueda de aventura, soy altos y bajos, y tormentas y diluvios, soy la página en blanco en espera de tinta o repiquetear. Que me llegue la vida, que me inunde, me lleve, me ahogue; que cada día sea un vasito de agua en tiempos de sequía, que cada minuto sea una hoja de Word con fuentes de hace mil años y mi disco duro externo sea eterno.

Me rehúso a ver las nubes en el cielo y no alucinar forma de qué tienen, me rehúso a que lo calmado del mar sea lo añorado de mi barco, me rehúso a ir a la playa a broncearme y me rehúso a ir a entrenar con maquillaje. Me saben mal los límites (que con este diagnóstico me los salto igual JAJA)

Ya… esto lleva un par de horas aquí abierto y no escribí más, que no sé si se notó en los párrafos anteriores, pero estamos a destiempo. Que sí, que estoy en el futuro hablando de un pasado que ni pasó o quizá en el presente soñando con un futuro que quién sabe. No, definitivamente estoy en el presente soñando con el pasado por un futuro que no existe.
Entonces, les decía que hoy he tenido un día duro en el trabajo. Bueno, no. Que no ni ha sido duro ni ha sido en el trabajo, ni siquiera ha sido solo hoy. ¿Será que esta vaina de mentir en realidad sí se me da muy bien?
Estoy saltando de párrafo en párrafo haciendo 3 o 4 líneas mientras a penas media página más arriba llevaba un párrafo como de 8, pero es que ya me olvidé de la gramática y lingüística que tanto me apasionaba en la escuela. ¡Olvídese! que ya no sé ni cuándo es “s” o “c” que los días de interpretación me llevan a pensar en S de culebra porque “ajá, la forma pues” me dijo una persona para la que interpreté alguna vez. La cosa es que, aunque a primera vista las cosas no tengan sentido, ¿qué tal si solo necesitamos mirarlas un poco más detenidamente, bajo otra luz? Yo, por ejemplo, bajo la luz de Estados Unidos o la de España aparentemente me veo preciosa, incluso cuando tengo la piel hecha mierda. Y la S es tan culebra como el amazonas si en vez del sonido que emite, miras cómo se mueve. Y estos párrafos, a lo loco, intentan decir una cosa: que acabo de ver una peli y ahora es como mi nueva favorita.
Decía -unos párrafos antes- algunas cosas a las que me rehúso porque quiero dejar en claro que no quiero monotonía, no quiero que hagamos lo que se supone, no quiero que la emoción se acabe. Soy una persona reactiva y tengo tendencia a buscar lo que me causa placer y únicamente lo que me causa placer, pero claro es que ¿cómo coño esperan que busque lo que me pone triste? ¿se creen que a uno le encanta pasar de euforia a hacerse bolita mirándose frente al espejo mientras las lágrimas caen en el teclado? Ya… que no voy a mentir, en ocasiones (más de las que me gustaría admitir a la parte de mi ser que es una superada) quisiera ser normal. Quisiera ver una película y no reírme a carcajadas en medio de mi sollozo de esos en los que ya tengo la carita roja y el pecho me da lo que basta para el siguiente suspiro y más nada, quisiera leer un libro y cerrarlo y ya está, quisiera ver una serie y no tomar rasgos de los personajes, quisiera verme al espejo cada segundo y amar cada parte de mí igual que el anterior segundo, y quisiera no haber dejado la universidad y también haberme decidido por una puta vez a estudiar la carrera y punto, no proponerme “ser feliz”.

Quisiera, a veces (solo a veces), saber qué se siente tener una discusión antes del momento de acostarse y poder dormir, quisiera saber qué se siente estar solo nerviosa en vez de ansiosa, no sentir el miedo de abandono de manera tan inconsciente pero tan profundo, quisiera mantenerme en una emoción por más de lo que tarda en venir el siguiente estímulo. Quisiera saber si las otras personas también sienten estas cosas como hormigueos y suspiros repentinos cuando escuchan una canción, quisiera saber si tú también te carcajeas con las palabras de un libro y lloras cuando lo acabas porque quieres más.
Pero lo que más quisiera es no querer nunca “ser normal”, que nadie quisiera que fuese “normal”, o al menos encontrar una persona -solo una-que entendiese que estos deseos de ser “normal” vienen de que la gente necesita que uno sea como ellos para sentirse bien consigo mismos y sus demandas; que lo entendiera y supiera también lo feo que se siente que alguien te haga emocionalmente responsable de ellxs aún sabiendo lo emocional que ya eres tú.
A lo que voy es que no es que quiero las aventuras y huyo de la monotonía porque le tengo miedo a la tristeza o a lo aburrido, sino que quiero permiso de mí misma y del mundo que elijo para poder sentirlo TODO, que dejen de decirme “empática” como si fuera una debilidad, “sensible” a modo de insulto y soñadora porque mis metas no cuajan en el recuadro. A lo que voy es que quiero ser feliz y no estar sola (tacha eso) y tener con quién más compartirlo.

¿No te parece bonito juntarte con gente que no te corte las alas? Ganas de “SÍ A TODO” ganas de complicidad, de alguien que te escuche y que abrace cada parte brillante y reluciente y cada parte oscura y tenebrosa: que las twisted sisters también merecen ser amadas, ¿sabes?

Es que no lo entiendo, son ganas de joder ¿cierto? Porque ¿qué pasa con la gente que necesita ponerme en su esquema cuadriculado, ubicarme en el plano cartesiano y en una época y generación para comprenderme? Hola, soy “Liz” y no “Eli”, que sí, mi nombre es Elizabeth y es un nombre precioso y me encanta. Que sí, que creo que puedo cambiar el mundo y al mismo tiempo siento que no soy suficiente para maquillar a alguien ni aunque llevo más de 100 diplomas que demuestran lo contrario. Que sí, que soy intolerante a la lactosa pero ¡cómo me encanta el queso! Que tengo --- y no necesito ser salvada, solo un poco de paciencia. Que en ocasiones soy la puta ama, una jodida diosa, y a veces solo soy guarra y estoy jodida. Y sí, que creo en el amor.
Que escucho música clásica, música regional, y géneros que ni pista de qué son y bailo perreito bellaco en lo claro de una plaza porque el reggaetón fue el lugar donde siempre me sentí yo: empoderada. Es que demórate un poco y conóceme, ¿no? Que deja de reírte porque no me sé el nombre de la canción ni el artista porque te recito la letra completa con todo y el sonido del bajo. Que no tengo idea de quiénes son esos en la pantalla pero te hago el acto como si fuera el reemplazo de la protagonista. Que me dan tantas ganas de contarte cada rincón de mi alma, un mapa con una equis porque, aunque tengo baja el autoestima, estoy convencida de que soy un tesoro.

Si no te molestan mis intensidades, mis izquierdas y subidas, quédate.

Mentira.

No me interesa que te quedes.

Mentira de nuevo…

Sí que me interesa; pero no porque “no te molesta”, tienes que tener más motivo para quedarte porque para conocerme hay que hacer esfuerzo, no soy para cualquiera. No estoy más para las personas que no tienen el alma suficiente de dejar a las personas ser y ya está. Es que ¡qué mierda! No sabemos pero tampoco queremos aprender. Es más fácil intentar convertir a todas las personas en un cuerpo fijo al que podemos nombrar, señalar y catalogar, pero se me ocurre que las personas somos más bien sombra, lo tenemos todo: el cuerpo sólido, luz y oscuridad y eso está bien también, ¿no?

No quiero monotonía, no quiero común, no quiero nunca hacer sentir a una persona que tiene que ser “normal” o que no puede soñar o que no puede simplemente ser. Y esto no significa que solo quiera euforia, que solo piense en satisfacer cada uno de mis deseos más locos y sea todo risas y alegría y flores y colores y días soleados y cristales claros (que de paso no podría, ¡con lo que me encanta la nieve!). Lo que quiero es alguien a quien le dé igual pelear con todxs porque sabe lo que quiere, alguien que se atreva, alguien a quien le guste estar solo, a quien le guste escuchar, a quien le dé miedo las cosas y se lance y llore y ría, alguien a quien se caiga a la pista de rodillas y se rompa el pantalón y siga jugando aún cuando la herida arte y la sangre pinta.
Quiero que seamos alguien que pueda amar tan bonito que entiendas que no necesitas ser nadie más, ni ahora ni antes ni nunca.
Tú y siempre tú. Yo y siempre yo. Y nosotros, por el tiempo que sea, porque cuando se ama es siempre.

Está bien, luego del monólogo de dos páginas sobre la monotonía y mi discurso interno, volvamos a la agenda del texto: una pequeña historia.
Pero mañana, hoy estoy drenada…

--------------------------VMM---------------------------

Citas en instagram

Calzas más para un librito

Parte IV

Una noche de paz forzada tras un par de días caóticos en un continente desconocido, en un país que quizá no es mi fan. Suena fuerte el filtro de la piscina que tengo de frente, pero no lo suficiente como para ahogar los ruidos del mar ni de la música que suena lejana desde algún centro nocturno al que le hago falta yo.
Una persona que se encuentra en todo lo opuesto a mí: al otro lado de la piscina, en una mesa en vez de tumbona, a gritos en vez de silencio y con una llamada en vez del teclado. Personas que van y vienen sin mayor revolú, salvo una pareja que por unos instantes resuena en mí. Por unos segundos suena fuerte un “¡nooo!” y un par de carcajadas camufladas por leves sonrisas ante la mirada de los comensales a través del cristal a quienes no parece bastarles el queso, vino, pastas y ensaladas que ofrece el buffet, también quieren comerse la felicidad ajena. O quizá, como yo, están haciendo reverie.
Da un poco igual, la felicidad se ha cortado…o tal vez es únicamente una pausa leve que continuará en el ascensor y terminará -sin terminar- en la habitación; no solo para la pareja, que querían lanzar uno al otro a la piscina, sino también para todas las personas que hemos vivido a través de ellas y su momento. Ya lo dijo Rusty James: en la vida del escritor todos tienen algo que ver.
Estoy en una isla tras unos tres boletos de avión que bien podrían haberme pagado un viaje más a California o uno a Pittsburgh para comenzar una nueva aventura. Han sido un par de días que muy bien reflejan la calidad pronta de este viaje de emergencias que ha resultado en más visitas al hospital que lo que los cursos de asistencia médica me prepararon. Sigue siendo muy difícil para mí lidiar con situaciones en las que me enfrento al mundo siendo mundo y no siendo justo y bueno (como yo lo veo), ¿qué diría mi terapeuta? Jaja es curioso porque todo tiene que ver con el dinero también…pero es un tema trivial que no sé si me apetece comentar ahora mismo, al menos no en este párrafo.
Algunas de las líneas anteriores se titulan Mallorca y empiezan con el grupo de llamadas que llevarían a encontrarte en el parking lot al que se llega subiendo por el ascensor de cristal ubicado a mano izquierda de la puerta que salí, creo que presiono “piso 2” aunque esto de los pisos me tienen un poco confundida en Europa, pero como a ti te digo sí a todo, solo sigo tus instrucciones de viajero frecuente y listo. Este libro está preciso, ¿sabes? Habla de guerras no declaradas, guerras del día a día, de personas que no saben si llegan a la noche, a graduarse y a veces piensan que su vida está escrita con tinta eterna y predictora. Hoy por hoy, que Polonia recibe una vez más a refugiados de guerra podría parecer desmerecedor hablar de las luchas del día a día, pero quizá es precisamente justo hablar de ello.
No parecemos caer en cuenta de las incertitudes que componen nuestro día a día, todos los “no” que decimos y todos los juegos de poder que nos dominan, son esos pequeños gritos y todas las veces que callamos las que pueden definir cosas grandes. No quiero ahondar en temas de guerra en este momento porque it’s hitting way to close to home, pero quiero hablar de algo en paralelo.
¿Qué sabes tú sobre qué día es hoy? ¿cuándo lees este texto? ¿Dónde estás, dónde estaba yo cuando lo escribí? Y ¿dónde estábamos si no viviéndolo?
Lo importante del reporte es hacer ver a las personas que pasó. Lo feo del reporte es que, cuando revisitas el pasado te das cuenta de todas las señales, todo lo que hiciste y lo que no hiciste y te preguntas por qué.
Vine a Mallorca y me señalaste el Palacio real de la Almudaina y La Catedral, pasamos un ratito por algo que quizá describiría como un pier o sea port aunque no sé realmente lo que es, todo pasaba en cámara lenta por mi mente pero en 5x en la vida real. Anduvimos de arriba abajo y la adrenalina de la noche anterior y las pocas horas de sueño de esta mañana no ayudaban a mi mente a aterrizar. Y te miro y no parece real porque tenía todas las razones para irme a cualquier otra parte del mundo, no tomar esta oferta de trabajo, tuve hasta problemas con el papeleo como para aceptar y laburar en Madrid y luego Valencia, ¡joder, que hasta perdí el vuelo! Pero aquí me ves, que quiero poder decirme a mí misma cada vez que lo he dado TODO.
No sé qué ha pasado y ahora no llevo más pantalones. Una moda extraña que solo se lleva en Mallorca: un corset y un polo manga larga (que ni abriga ni cubre nada), el cabello sujeto no por un hair tie sino por su mano halándomelo, mientras la otra mano me sujeta el punto justo para ponerme el culo más cerca al placer. Es que yo podría no dormir nunca con tal de follar con él. Esta vez es diferente, sí, porque no dormimos juntos. Es extraño pensar en cómo en otras circunstancias lo habría preferido así (dado lo emocionalmente drenada y un poco alienada que me sentía) pero no sé, esta vez se me antojaba algo que terminara de hacer real aquella noche de hace un mes.
Duermo e intento ver Perdona si te llamo amor.
No sabía ni que tenía peli, pero tampoco sabía que la iba a ver en la isla a la que vine también por un tipo que conocí en circunstancias extrañas, no Belli, ni tampoco es un creativo, con el nombre bastará.
Las mimosas son extrañas, por eso hoy no las tomamos. Empiezo el día corriendo por la playa, luego una copita con zumo de naranja y un desayuno ligero, horas después voy a la piscina, luego al gimnasio porque no me apetecía seguir la conversación con el equipo de a saber qué deporte que llegó haciendo al mundo babear. Mientras estoy en la caminadora con el libro y la inescapable vista a la piscina, estoy pensando en nada. Las mancuernas y todo se me hace aburrido porque la gracia del entrenamiento se va cuando hay tantos espejos y ya no estoy sola, que una esperaría que los hombres de cierta edad se comportaran diferente y puede que sí…pero algo les pasa cuando andan en grupos, ¿nunca vieron “la ola"?
En fin, una ducha y a escribir. Seguro ya leíste los párrafos que escribí entonces pero no los reconoces, de cualquier modo me puse a leer mi libro y, la verdad, lloré un poco. Eso pasa cuando pongo las noticias y, de paso, que este libro es un diario y la realidad es realidad.
Gracias mundo por todo lo que he vivido, que gracias a eso y gracias a mí hoy me encuentro aquí. Un desastre todavía, pero más en paz conmigo, más determinada a ser.
Hemos salido a comer, te van las ideas de un lado al otro y a mí el filtro no se me da bien. Un poco con miedo a empezar a llorar, te he contado uno de los episodios más cruciales de mi vida y sí…pienso en cómo seguro ya te diste cuenta de lo jodida que está la persona con la que te liaste de casualidad, pero también estoy tan contenta porque es la segunda vez que lo he dicho sin quebrarme. Total, las personas te quieren como eres, ¿no? Con todo lo feo también.
Ya, sí me han dicho un par de veces: “pero es que tú haces un recuento de tus cosas oscuras y las pones en display todo en uno como peli de terror para que la gente huya de ti en vez; puede resultar abrumador para quien no te conoce.” Sí… soy un poco autosaboteadora en ocasiones, pero ¿no sería bonito también que la gente no se asustara? Jo, si ha sido divertido, ¿no? Estoy aquí, loca como una cabra y aunque a veces me siento mal, estas son cosas que pasaron y ya está. ¿Qué sufren ustedes? Si no las vivieron y tampoco recuerdo que ninguno de ustedes anduviera sosteniéndome mientras pasaban, entonces ¿¡qué derecho!?
Que da un poco igual, ya no les guardo rencor. Antes sí que estuve muy enfadada. Siempre estuve rodeada de mucha gente y siempre fui muy transparente, pero cuando estuve tan desasociada que me sentía humo, la gente y los días pasaban a través de mí y yo, si hubiera podido mantener cierta solidez, habría deseado que alguien me contuviera. Pero no es responsabilidad de nadie más que mía lidiar con mis emociones, por eso la terapia. Da un poco de gracia igual, la gente quiere estar siempre contigo pero por alguna razón le escapa a las tristezas, amarguras y desencantos. La gente no siempre está contenta tampoco, pero aparentemente mientras se esté vivo hay que estar agradecido.
Alguien en plan: “no sé por qué eres tan sensible, ya pasó, ya sigue con tu vida; uno no necesita un psicoterapeuta toda su vida”. Por supuesto, solo acaban de destruir un pilar de mis ideales, privado de mi libertad, de mi condición de humano y ahora voy a clases a aprender cómo ser especialista de la salud mental como si no hubiera pasado nada porque lo que importa son las apariencias. Y ya, lo dice quien proyecta sus unresolved issues en sus relaciones interpersonales y utiliza el chantaje emocional (ataques de pánico incluidos [sin desmerecer la realidad de estos]) para hacer que vuelva al país solo para tratarme como algunos gobiernos tratan a lxs sans-papiers.
No señores, ¡vayamos a terapia! Que la terapia es un espacio seguro para indagar sobre nosotrxs mismxs, para crecer; que no es necesario tener un diagnóstico ni estar pasándolo mal, y que de paso aprendemos que con pasarlo mal y tener un diagnóstico no pasa nada tampoco. Y joder, ¡que aprendamos a usar sin roche todas las herramientas que tenemos disponibles para ser felices!
Yo no sabía que entrenar y escribir me daba tanto, ¿cómo iba a saberlo, si lo hice toda mi vida?
Hasta que me faltó.
Todxs necesitamos un output: un lugar, alguna actividad dónde podemos desembocar, el mundo es intenso y vivir es bien jodidamente difícil, maravilloso, pero un trabajo; y a cierta edad, te empieza a doler la espalda hasta de estar sentado. Hoy, escribo.
No sé realmente cuál es finalmente tu apreciación de lo que te he contado, tal vez sí me pasé jaja.
Pero Shakira ya leía el futuro: “lo hecho está hecho, volví a tropezar con la misma piedra que hubo siempre. Se siente tan bien lo que hace mal.”
Realmente no sé JAJAJA han pasado creo que ya dos o tres semanas y sigo sin saber, pero espero por lo menos no haberte generado un trauma.
En fin, he probado un sándwich de a saber qué era y un bocado del tuyo que tampoco ni idea, pero ambos me han encantado, y ahora sé que no te gusta el queso de cabra y que aquí se toma mucho. Y, aunque las cosas siguen extrañas por todas las prisas que implica un viaje de un día para otro y una vida establecida, también sé que me gustas. Se me hace que este no es el momento, que he debido conocerte antes o después porque hoy en día creo que necesitas un espacio para ti. Ya sabes, de esos momentos en los que o estás solx o estás realmente acompañadx. Pero te están sucediendo cosas sobre las que yo no tengo el más mínimo derecho de entrometerme y estoy segura de que me echarías a patadas porque tú y yo no somos más que un limbo. Pero ya lo dije antes, estoy. Solo estoy.
Yo no soy una persona muy familiar (o bueno, resulta que sí lo soy pero no con mi familia?) pero me fascina que estés para tu familia y ella esté para ti. Todavía no entendí por completo cómo van las familias funcionales pero es lindo querer juntarse con personas para comer juntos y es maravilloso tener a las personas que realmente quieres cuando pasas una noche en el hospital. Ajá, puede que también sea que te vas a ver a tu esposa e hijos, pero eso también cuenta como familiar, ¿no?
Es otro día y el gimnasio está vacío, un ratito en la piscina y las noticias dicen lo mismo. Qué ganas de que todo pase…
Menos mal has venido en moto porque, aunque me encanta manejar el auto, en la motocicleta todo es inmediato. Tan pronto como llega, hasta el aire se va. Incluso los retrovisores son más pequeños y, si te quedas mirando mucho rato hacia atrás, corres el riesgo de estrellarte al frente. Uf, el antojo de una motocicleta por una pista larga, entre arbustos o un acantilado y la playa.
Una vez más, me he lanzado al vacío. Estoy a quién sabe cuántos km por hora en una isla con nada más que una libreta, un lapicero y el móvil, pasando por alguna que otra casa pero sobre todo vegetación y descampados y, por último, llegamos a una curva sin salida. Yo y mi desconocido de 3 días. Para añadidura, ahora recibo una cerveza mientras un par de muchachos se comen el alma sin importar quién les está mirando. Cómeme así a mí. No los puedo ver mucho rato porque el mar me llama, ¿ya lo viste? Qué suerte tienes de poder ir a cualquier extremo y mirarlo. Y qué suerte tiene de conocerte de toda la vida.
No sé en qué momento salió un libro de tu maleta y no sé qué decir. Por dentro me pasa de todo porque un libro es perfecto. Lo abro, y toma todo de mí no llevármelo a la cara al primer instante, así que solo lo acaricio un poco, pero cuando no miras me aseguro… sí, huele genial. Huele a sentimientos, a tinta, a ese papel con un gramaje (de lo cual no entiendo nada) que se siente medio como tela. Y como que quiero llorar de alegría, pero no puedo exteriorizar todo lo que me está pasando, no puedo exteriorizar nada contigo.
Dios mío, un atardecer, una motocicleta, una cerveza, tu libro favorito y mi persona favorita en este momento: tú.
Es un sueño… no, mejor porque es realidad. Estoy muy muy muy feliz. Mentalmente ya me fui con el libro a todas partes. Físicamente, estoy cenando con él. ¡Qué tipazo este CarlosRuizZafón!
“No sé de qué tengo ganas” pasaba por mi cabeza, pero sí…sí que sé. Tengo ganas de revivir esta tarde una y otra vez y tal vez añadirle un polvo. Es que llevo bebiendo todo el día y tengo unas ganas de comerle hasta el alma. Me ha regalado un libro y este me está robando el aliento. Entre el vino, la prosa y el gesto, creo que corro el riesgo de perder la cabeza y enamorarme perdidamente de él.
¡Hola! Has subido a la habitación por primera vez desde que el día en que llegué. Hemos deshecho un poco la cama y tentado al espejo, pero no quisiste salir a la terraza aunque hacía buen tiempo, ¿te asustan las alturas? A penas estamos en el piso 8 #17 y, si te enamoras, corres el riesgo de estar más arriba, en el cielo. Qué comodidad, antes de entrar a la ducha me has enseñado un par de técnicas para zafarme, autodefensa. No sé si con todo mundo te pasa igual, pero nos conocemos 4 días y menos horas pero a veces me parece que nos tratamos sin mayor sorpresa.
Y luego tú me das una, no muy agradable. Es que esta ha sido la última vez que te veré.
AHHHHHHHH un polvo de bienvenida y otra cogida de despedida. Joder, no he terminado ni de acostumbrarme a ti, y ya me quitas la sonrisa.
Marea alta. No he creado ninguna profundidad contigo todavía, pero ya tengo miedo porque mañana no te veo más hasta quién sabe cuándo. No he podido ni despedirme porque no había hecho las paces con la bienvenida aún. Por dentro soy un embrollo, una de esas plantas sin raíces que pasan en algunas películas de vaqueros por el desierto. Y por fuera solo te digo adiós y listo. No transmito.
Pasan las horas y repetimos llamadas con my person porque en serio algo me está pasando y no quiero cagarla contigo y no quiero sentirme así. Adiós.

-----------------------------------------------------Vmm

IG Frases

Calzas más para un librito

Parte V

Abro mi libreta y le quito la tapa al lapicero de gel tinta azul: han pasado algunos días (bueno, un mes y algo) desde que te vi por primera vez. Entonces me encuentro en el vuelo, segundo de tres en el viaje camino a Perú. Y me siento…¿tranquila? Qué sé yo cómo funcionan algunas cosas porque anoche me sentía morir. Anoche llamé a my person and she just happens to know all the answers. Es que en ocasiones no buscas ni que te digan respuestas; a veces es que llevas sobrepeso en el alma y conversar hace el viaje más ligero. Bue, eso y que la --- a veces me pone así.
Lo más tranquilizador, al fin y al cabo, es tus últimos mensajes. Pausa. Tengo que escribir lo de ayer…Ayer pensaba en muchas cosas; es que, en ocasiones como tú, cuando las cosas pasan no hay cómo interrumpirlas.
Y lo que sentía ayer quizá es un poco la manía de cuidar a otras personas aún cuando nada es mi responsabilidad, menos mal tengo a my person para recordármelo. Recordad que no tengo ninguna responsabilidad afectiva sobre otras personas.
Me sentía culpable porque: y entonces, ¿cómo es que ahora me interesas tú? Y es que en fin, es cierto, yo no buscaba pero encontré y ahí no hay mentira ni nada que se le parezca. Que yo no tenía intención, pero tú llegaste sin pedir permiso ni perdón.
Y contigo o sobre ti, quiero todo. Es que ¡qué miedo que acabe antes de empezar! Qué miedo por dos cosas: que no suceda y que suceda y sea monotonía. Me da la impresión de que tenemos cierta complicidad, que andamos medio cómodos ingresando al mundo del otro. Que somos dos extraños conocidos y que yo no quiero que nos demos por sentado.
Y también está todo lo que te he dicho. Que en la prisa de conocernos, de aprovechar los intercambios de información quizá me apresuré mucho y se me escapó el tino para no asustarte. Que cuando bromeo así un poco dark, es broma, estoy bien. Que sí soy bien damaged goods y soy oscura y sombría y un poquito rota pero estoy bien.

La sensación, la emoción que le embarga a uno cuando está despegando el avión. Esos instantes en los que emprende vuelo y atraviesa las nubes. Cuando tenías la vista preciosa de una ciudad que dejas y de pronto todo se vuelve como niebla, no se ve más porque vas al centro de una nube y la vista y el origen no están más, y a saber qué sensación es esta pero pasa… pasa justamente cuando, luego de un rato, pasas también la nube y sigues subiendo hasta que ahora no solo vez la ciudad que dejaste, sino que ahora además se ha unido la nube que acabas de atravesar. Y hay más…
¡Y a su vez caes en la cuenta de que también hay más y más y mucho más! El sol que no se veía ahora se ve y, aunque el frío lo sientes porque puedes ver montañas nevadas, lo que te embarga en realidad es el calor abrumador de un sol que está mucho más cerca ahora. Y empiezas a notar una vez más la simpleza de la complejidad del mundo donde ahora ves que hay infinitos paisajes y mil nubes que se hacen y deshacen en ríos, mares, lagunas y riachuelos; donde puedes ver la ciudad que dejaste y las que aún no visitas.
Y eres tan pequeño e inmenso a la vez, y el sol de hace dos minutos que pintaba el cielo como blanco, ha desaparecido de pronto y todo se ve turquesa… estás en medio de una tormenta en alguna parte del mundo. Parece como si estuvieras en dentro de un acuario y de pronto BOOM.
Caes en la realidad de que solo eran las nubes tintadas del avión JAJAJAJ es que la tecnología de hoy, sonido ¡para el efecto dramático y todo!

Tras muchas, muchas horas de vuelo y -oficialmente- la escala más larga de mi vida, he llegado a Perú. 6 mil 200 millas aproximadamente nos separan ahora, eso y todos los años sin conocernos. Pero lo que más me jode es la distancia emocional, porque si hay algo peor que no tener a una persona en físico es no tenerla aunque esté.
La cosa es que con él nunca sé.
Estoy dando vueltas una y otra vez. Pero es que esto no tiene sentido, yo acabo de dejarlo con alguien de quien estuve enamorada precisamente porque en estos años no se decidía a mostrarme que sí me quería en su vida, y ¿ahora me voy a involucrar con un muchacho que no tiene espacio ni para conocernos? Es que no…porque hace poco aprendí que no es que las personas no tengamos tiempo, es que no lo queremos. Y él puede tener mil razones para no quererlo, incluso que no tienen que ver conmigo, pero sí que me afecta. No puedo quedarme donde no sé si me quieren, no puedo querer estar donde no sé si tengo lugar. Estoy agotada de la incertidumbre, porque cuando yo doy me doy a mí misma. Me lanzo al vacío en caída libre y no importa mucho si en algún momento me estrello, no durante la caída al menos. Y de pronto también dudo. No sé si no soy suficiente o no sé si soy demasiado, como si del que otra persona no te dé un lugar y espacio dependiera de tu valor. Pero es que así es a veces, porque si me dices que saltas yo confío en ti, porque si me dices que haremos el esfuerzo yo confío en ti; pero si luego giro en medio del aire y no te veo, si luego no estás y no me buscas, no sé qué sucede.
Creo que las personas deberíamos hacer todo lo que podemos por mantener nuestra palabra, o no darla de plano. Porque las buenas intenciones no alimentan el alma a largo plazo, son los hechos los que hacen la diferencia. Si tu boca dice una cosa pero haces otra, no puedo entender ni la una ni la otra, me siento en el limbo; y este tipo de limbo no me gusta.

- Oye, te quiero decir que paso de esto. Que estuvo muy bonito lo que pasó entre nosotros en Lima y te agradezco lo que pudimos compartir en mallorca pero que creo que no nos damos lo que queremos.
Que no es sólo por ahora, es todo el tiempo en el que no hemos estado en el mismo código postal. He intentado preguntarte qué necesitas de mí y he intentado decirte qué necesito de ti. He querido estar para ti y he querido entender tu manera de estar para mí.
Pero no lo consigo.
Y la verdad es que hubiera querido conocerte, pero me hubiera gustado sentir también ese interés de tu parte. Que no me basta con que lo digas una vez a las quinientas; porque te lo digo de corazón, cuando uno tiene realmente interés, se nota.
Y se notó el primer tiempo que hablamos. Y ya no más.

Yo soy intensa, lo pongo todo sobre la mesa por las personas por las que apuesto, y te muestro absolutamente todo de mí (quizá hasta muy bruscamente) y puedo ser abrumadora hasta para mí, no es con mala intención, también admito que lo hago para espantar a las personas que no se dan el tiempo de ver más allá.

Me gustas y apostaba por conocerte, desde que te conocí me has parecido una persona genial. Pero creo que ahora mismo no estás para que nos conozcamos, y no sé si no me lo quieres decir o si pasa algo, pero en fin... Te lo digo yo, me parece que no buscamos lo mismo.
Me hubiera gustado decírtelo en persona o algo, pero no se puede y las circunstancias de nuestra conversación no dejan mucho mucho más tampoco. Así que eso. Besito. Tq
Y lo siento porque te vas a levantar con este mensaje y es un poco largo🙈
Pero ten bonito día y, como quiera, igual estoy aquí para lo que necesites.
No sabes lo que me costó este mensaje. Ya lo llevaba pensando un tiempo pero mi razón para quedarme seguía siendo más fuerte…hasta que sentí que ponía excusas por ti. Hasta que sentí que intentaba justificar lo feo que me estaba sintiendo. Tú no sabes y no tienes por qué saber… pero no puedo volver a elegir a otras personas sobre mí; menos aún cuando estas otras personas eligen a lo-que-sea por encima de mí. Sea la razón que sea, yo te dije que lo que necesitaba y tú dijiste que querías hacerlo. Ni me des ni me quites esperanzas, y si eliges darme, no me quites la alfombra de debajo de los pies, que yo estoy buscando paz. La locura del amor que te da mil aventuras incluso cuando duermes y la paz de saber que siempre está, sin importar qué, cuándo o dónde, siempre va a estar. Si no buscas lo mismo, ya está, no pasa nada.
- Buenos días tú, pues la verdad que no es muy agradable despertarse con este mensaje, pero si es tu decisión la acepto pero no la comparto, porque una cosa es conocer a una persona por teléfono y otra en persona, y en persona soy muy diferente...pero bueno, te agradezco que me seas sincera, y también te agradezco el tiempo que has pasado conmigo porque ha sido maravilloso, me has hecho creer otra vez que los amores de los libros y películas existen...pero veo que al final todo es verdad y es fantasía, pero bueno...espero que seas muy feliz y encuentres a alguien que te merezca de verdad

Ha sido plan de 2 am y tengo el móvil en silencio, DND, chats archivados y muteados, pero aún así me desperté. Ahora mismo son cerca de las 20 horas y pienso que debí haberme parado a escribir en ese momento, pero no… en ese momento di vueltas en la cama por dos horas más hasta que se hizo una hora decente para levantarme. Claro…igual tomé algunos apuntes.
Que, en la vida de quien escribe, eres libro o borrador.
No sé cuándo empecé a leer o a escribir. No me refiero a etapas del desarrollo y aprendizaje, al menos no de manera clásica; si algo, que sea el desarrollo del alma.
Pero sé lo mucho que me impactan las letras plasmadas en las hojas que huelen a editorial, los pixeles de un kindle o de un pdf robado y los alientos que se me escapan cuando siento el repiquetear bajo mis dedos.
Sé que como parte del --- también vivo persiguiendo sueños y fantasías, allá donde el mundo no es tan cruel. También sé que mi carta astral y mi terapeuta dicen que debo cuidarme de que no se me escape el mundo.
Pero siendo 100/100 sincera, por lo que realmente vivo es que: en la vida de quien escribe eres libro o borrador.

Las personas pasan por mi vida por un segundo, por años o por sueños y todas pintan algo en mí. Cuántos desconocidos me he cruzado en diferentes partes del mundo y en un texto se enterarian de que también forman parte de otro universo: el universo de quien escribe.
Capturo momentos con los dedos. Deseos y miedos se transforman en palabras o en algún maquillaje, puedes revivir escenarios del día a día leyendo alguna entrada de alguno de alguno de los blogs que alguna vez tuve. Un momento de pasión, un arranque de ira o un quebranto sonoro, una desilusión o acompañarme a tropezarme con amores fingidos y orgasmos no concretados, o éxtasis que harían que grite casi cualquier cosa con tal de que no se detenga; todo lo que pasa, lo que no pasa, lo que podría y lo que quisiera lo termino capturando y llenan una página en blanco.
Hay, sin embargo, algunas personas y algunos momentos que me capturan a mí. Que no solo pasan de la realidad o de la ilusión y decepción a un par de letras en un documento de word, sino que pasan a escribirme a mí.

Qué sé yo cómo describirlo... Es como las nubes, que desde la tierra las copias en fotografías, las describes o las dibujas; te alimentan la ilusión o el llanto cuando miras al cielo, pero luego bajas la mirada ya simplemente no están. Punto.
Pero un día te montas en un avión y prestas atención. El vibrar fuerte te indica que las ruedas corren presurosas raspando la pista, hay un sonido sordo que te dice que el piso desapareció, miras por la ventana y ves al avión un poco inclinado y el piso con un poco más de profundidad. Hay un anuncio en cabina, han llegado a los 10 mil pies. Pero no lo oyes bien porque te quedaste mirando por la ventana, viendo la ciudad que dejas hacerse más y más pequeña y lejana y de pronto poof... Empiezas a atravesar las nubes y, conforme las atraviesas, empiezas a considerar lo eternas que son, las pasas y el cielo te da la certeza: ahora es lo único que ves, lo único que existe.
Durante el vuelo pasaron de ser techo a ser piso, fueron neblina y blancas y grises, se pintaron de colores y se transparentaron. Las nubes te han hecho vivir una vida y soñar, amar y odiar, temer y anhelar. Las nubes te han escrito un libro.

Eso son unas personas.

Otras, en cambio, se han quedado con el mal sabor del café clarito de las aerolíneas, cargan el jet lag y el dolor de espalda del que no te salva ni primera clase con asientos 180. Y te piden cerrar la ventana y -si tienen el poder- la cierran ellos mismos. Las nubes siguen contando, siguen pasando, siguen escribiendo pero tú no te enteras, pasa fuera de ti porque alguien te borró la oportunidad.

Las hay personas que son borrador.

Quién sabe si no se quieren dar la oportunidad o si están tan dañados que no verían ni aunque miraran, pero tienen la misión de expandir esa oscuridad propia de una ventana cerrada: que no es penumbra sino peor, porque deja ver que del otro lado hay algo -tal vez mejor, tal vez peor de lo que hay de este lado de las tablas- pero que no descubrirás.

Algunas personas son libro y otras, borrador.

---------------------------vmm

Ig quotes

Calzas más para un librito

Parte VI

Cuando nos conocimos tus miradas bastaron para escribir un capítulo y eso que no le hice una oda a tu sonrisa (que acaba de darme un sobresalto con solo imaginarla).
Joder, es que no quiero hablar de tu tacto (que a veces jocoso, a veces ceremonial) llevaba de los ligeros asentimientos con la cabeza a risas escandalosas y a que me muerda el labio de solo recordar.
Hablando de labios, ¡Con qué ligereza te paseaste del contorno de mi boca a abajo, un poquito más!
En la discoteca, un segundo cerré los ojos para descansar pero tú lo hiciste imposible, definitivamente frenar no era más parte de mi plan.
Me hiciste ilustraciones a blanco y negro tan preciosas y de trazo firme; les pintaste sombras y luces y les diste dimensión. Cuando pensé que habías terminado explotaron bombas de color, ahora tengo todas las teorías y seguro te inventaste también otra manera de fragmentar la luz.
Pink floyd no debería poner un prisma como cover de su álbum, debería poner una noche, esa noche... Sólo tú.

50 amaneceres y 9778 km entre los lugares en los que despertamos van a hacerse 9955 y alimentarse tres horas de vuelo dentro de poco. Y todo lo que pensaba que íbamos a escribir juntos se me está escapando por la ventilación del avión. La aerolínea presume cómo los filtros mezclan e intercambian el aire de aquí con el que no se ve a través de la ventana, pero da igual porque afuera de este avión, en tierra firme, el aire también se ha estado llevando nuestra historia.
Es que, en la distancia, los textos y promesas te dan lo que los libros: una probadita del mundo que pueden construir, y un vistazo del alma de quien escribe.

A kilómetros, las palabras construyen puentes y, hoy en día, los vídeos harían las veces de tallados de oro y quizá mármol que les convierten hasta en piezas de arte.
Lo diminuto de un texto por redes sociales es lo efímero de lo que es la ilusión hoy por hoy. Son dos semanas de luna de miel y luego el cansancio, la vida y los reparos construyen murallas históricas: dejándolo todo en el pasado.
Así como hay personas que son libro y otras borrador, no todas las historias se publican.

No es que el amor de libros y pelis no existe, es que lo de nosotros es otro género. Que no es todo ficción, cuando menos es una nivola. Que los libros y pelis son tan maravillosos, tan bien contados, nos dan tantos buenos viajes que se nos olvida que los libros y las pelis también los escribe alguien; y que en este libro te toca a ti también ser coautor.

¿No te enteraste nunca de cómo funciona leer? Los personajes del libro están condenados a vivir una y otra vez la misma página si no te atreves a pasar los dedos por el momento feo. Que tú puedes pasar de página si quieres, pero hasta que no la leas, no avanzamos. Es siempre el mismo día (como en “la historia sin fin”).
Y ya sé… cuando te enteras tú te quedas tipo “pero bueno, ¿Qué coño de libro cogí?”
Es el tipo de libro donde los personajes son complejos, tienen dimensión. Donde los personajes tienen una historia que poco a poco se revela y nos dejan ver sus arribas y abajos, donde la misma persona que ríe a carcajadas en un picnic en la playa es la sombra de quien esa misma noche tiene como pesadilla escenas de su propia vida.
Es el tipo de libro en el que te enteras en el capítulo 33 que el personaje del capítulo 2 está en el mismo café que un sujeto que es asesinado trágicamente en el capítulo 15 a manos de la heroína que es el amor.
No nos percatamos de cómo nuestros mundos se cruzan ni de cuál es el impacto que tenemos unos en otros. Un día te levantas para el último día de tu vida en tu ciudad natal por un mes, esperando otra reunión aburrida -que resulta ser un caos- y a las horas resulta que conoces a un tipo que por alguna razón te pone de pies a cabeza cada vez que le piensas.
Y yo, que rehuyo a las dificultades de la vida; como dionisiaca, sólo persigo el placer y no me percato de que, con mi pausa, he evitado que el texto, la historia, se desarrolle. Me excuso de que no voy a dejar una cosa y cambiarla por una peor, me refugio en la idea de que el amor verdadero ha de ser sencillito y bien bonito, con lectura de mentes y complejo de espejo. Y es cierto, por una parte, que siempre me he regido por ese principio…que si no tenemos química desde el inicio, declaro que no tiene sentido continuar y listo; que si no me quiere como quiero o que si no hay ese click, que no habrá llama que se encienda y listo. Pero últimamente he empezado a dudar…

Es que así son las cosas, hay partes de este libro que son difíciles y hay que atreverse a leerlas y escribirlas, porque lo difícil también forma parte de la historia y a veces hay pequeñas muertes que uno debe superar.

Porque ¿Qué es la vida si no una sucesión de pequeñas muertes?
¿Qué es el play sin las pausas y el stop?
No digo que el mundo esté hecho de contrarios, pero qué tal de complementarios?
¿Y qué tal si lo que le hace falta a mi vida eres tú?
Que si la vida se trata de balances, hace falta alguien diferente pero en la misma sintonía. Alguien que también escriba pero quizá a mano y un poco más lento. Alguien que crea en el amor pero no en los cuentos.

Igual, si algo he aprendido en la vida es que no sé absolutamente nada de ella. Es una maraña de idas y venidas que a veces hechiza, engaña y lastima, una historia de pasados y futuros que nublan el presente;
son encantos imaginados y caídas imaginarias que duelen como muertes.

Estaba ensimismada en una banca de piedra, leyendo el libro de un posible amor cuando se me acercó una muchacha a invitarme a conocer a Dios, justo en el momento en el que Miquel Moliner nos contaba sobre de su amistad con Nietzche.
Podría decir que era un día cualquiera porque, hasta cierto punto, todos lo son. Pero aquel día me comía las palabras de todos los personajes a través de Ruiz Zafón y soñaba con que yo también un día sería artífice de un par de vidas sucediendo en otras personas, que yo también escribiría un libro.
Al inicio he pensado que quizá podía ser este, pero también lo he pensado con el resto de textos que se me han quedado en la primera página. Ya, es cierto que vamos unas 24 en este, pero no sé

Yo sentía y pensaba y vivía y moría con cada segundo. Era todo y era nada, la hormiga aplastada por casualidad o por temor a lo que consideramos insignificante, o el mental breakdown de la semana, cualquier excusa era buena para estar sola, escapar al mundo de repiqueteos y tallar personas de tintas. Hasta que un día mi libertad se convirtió en mi condena y así iniciaría mi cárcel.
Por años viví con miedo, un miedo del que no era consciente, y empecé a derrumbarme. Pero siento tanto que necesitaba un escape, así que empecé a maquillar. Lo abstracto, sin embargo, no ofrece mucha paz cuando las ansias de confrontar demandan ponerle nombre a las cosas. Y no sé... A pesar de que posé mis dedos tantas veces sobre las teclas, sólo contigo salió todo este río de oraciones.
Pero prefiero mantenerme diciéndome que no es culpa tuya sino mérito mío.

Me resultan curiosas las personas que me demandan que deje el libro o el texto que traigo entre los ojos y el alma... Cualquiera pensaría que nos ensimismariamos en una conversación de talla o cuando menos en contacto físico, pero no, prefieren que mire al espacio por la ventana del transporte público o privado, que me anime a tararear un ritmo medio recordado o a cantar a todo pulmón un verso de la canción que suena por el sistema de sonido solo para acabar en alguna actividad de menos calibre igual. A la gente no le importa tanto cuando abro el móvil como cuando abro el libro, ¿Será acaso que se trata de una especie de celos?,
¿La angustia de no pertenecer al mundo de fantasías y posibilidades que entrama la tinta por ser interpretada?
Pero ¿se trata del fastidio de lo que sucede más allá de su conocimiento o entendimiento, o es acaso el sentimiento de envidia de no ser parte de este mundo que escapa de las reglas del tiempo, espacio y realidad?

Estos últimos días he pensado mucho en lo relativo del tiempo. Escribo esto en la sombra que surge gracias a lo deslumbrante del sol que brilla y quema tan fuerte que hace que 8 breves horas parezcan por lo menos 2/3 del día. Es que tengo 8 para dormir, otras 8 para el trabajo y otras 8 para lo que yo quiera. Es curioso que hoy hablé de ti. Llevo un par de días con intención de escribir, pero no me salen las palabras, a lo mucho un suspiro que nace del recuerdo-o más bien de la ilusión-que es producto más que de la distancia, de la lejanía; es ese añorar de lo que creemos está casi casi al alcance de nuestros dedos, es ese sabor de labios que no se me quita, el complejo de espectrofotómetro o colorímetro que quiere capturar el rojo tierno de ellos, saturados de tanto besarme.
Pero meses después sigo leyendo tu libro y casualmente traigo este cuaderno que paradójicamente me ayuda a recordar y enterrar; así que aprovecho estas horas de sombra para que los sentimientos carven palabras en el papel y no heridas en mi interior. Transcurrieron solo 4 meses desde que te vi por primera vez y 4 horas desde que comencé el turno, pero quizá los números nos han estado engañando porque no parecen una unidad fiable hoy por hoy. Total, estas páginas se alimentan de lo que sucedió en poco más de un par de horas; bueno, eso y mi eterno amor por el amor; aunque de vez en cuando estoy convencida de que se trata más de pasión por la pasión, que es deseo de aventura y clímax porque solo eso explicaría por qué sigo aquí, dando gritos a cambio de vacíos eternos.
Y ahora que miré a mi alrededor me embargó esa certeza, de que todo este tiempo he tenido las subidas y bajadas que he querido gracias a la flexibilidad de una página en blanco y un alma tan oscura que hace las veces de la mejor tinta.
Porque recordé que estoy en un hotel, como uno que en algún momento compartí contigo por unos instantes cada vez y te desprecié por dejar las toallas tiradas para que alguien más las recogiera. Un gesto que bien puede haber estado tan vacío como las palabras de aquellas dos semanas en las que pensé que conocía al tipo del que escribimos algunos, pero que, como esas 2 semanas, significaba algo para mí. Si esa fue una de las razones que me sirvieron de motivo para abandonar a quien por 5 meses “aproli” me dio mar, cielo, tierra y fuego.
Y hoy, que hablé de ti, he creído que habían pasado años entre tú y yo, cuando lo único que hay entre nosotros es distancia; lo supe también porque en ocasiones es más bonito hablar de ti que contigo, que por lo menos entonces me invento una voz cariñosa y atenta, palabras decididas gracias a la memoria selectiva y no me enfrento con el habitual “estoy trabajando” que es a lo que se reduce tu vocabulario.

------------------VMM

Ig frases

Calzas más para un librito

Parte VII

Aunque me has llamado “preciosa” hay algo en tu audio que me lastiman, hablas del trabajo como si fuera la tía guapísima que dices que no te parece mona pero que finalmente descubro siendo tu amante candente que tiene el apodo de “viaje de negocios”. Y me invitas a que te cuente cosas más por cortesía que por verdadero interés. A veces creo que me duele más porque creo saber algo que tú no, o que no te atreves a admitirte, y es que la revelación que tu último cumpleaños te puede haber traído no tiene dotes de omnipotencia.
Solo puedo conjeturar que estás redescubriendo el placer por el placer y la libertad por la libertad, y que construyes nuevas cárceles en lo que intentas liberarte de otras; que piensas solo en ti y eso no lo podría levantar en tu contra pues estás recuperando, construyendo y destruyendo a la persona más valiosa en tu mundo: tú. Lo que ocurre es que ello es un camino tormentoso y muy bello pero, sea una balsa o una cápsula, sea por lo hermético o por lo desbordado, la única persona que se mantiene en ella eres tú.
Quiero decir que entiendo -en parte- por qué no estás, lo que no entiendo es por qué yo sí. Quizá sea por el bien de estas páginas que por fin parecen llenarse de tinta o pixeles, o quizá sea porque todavía me quedan dudas que saldar con el destino antes de que se me permita el amor.
Ahora mismo me caigo de sueño así que intento distraerme de lo pesado de mis párpados y del ardor del sol en mi piel, recordando los sucesos de anoche….
Había bebido, como el día anterior, un poco para tragar los sucesos del día y un poco para ver si el alcohol conseguía cauterizar mis heridas internas, pero por muy buenas que sean las cervezas y un buen vino con pasta, nada de eso mejora la sensación que unos labios húmedos te pueden ofrecer. Nos comíamos la boca hambrientos de pasión, la soledad y la conexión llevaban ya unos segundos, pero supongo que en ese momento todo explotó. ¿Habrán sido las pequeñas bromas, empujoncitos y risas? Quizá los libros me empujaron a hacerlo… todo pinta difuso, muy lejano, y no sé si se debe al alcohol, el clima o el éxtasis pero no voy a negar que lo volvería a hacer. ¿Qué importan las consecuencias? Finalmente parece que un corazón roto no detiene a nadie, ni el mundo.
He estado a punto de descargar Tinder un millón de veces y de aceptar las salidas y repartir mi número, pero siempre algo me detiene. Y cuando lo recuerdo fríamente como ahora, me juzgo, porque fíjate que es medio ridículo pretender reservar el fuego en un compartimento que ni siquiera oxigenan. Y me condeno a mí misma porque me he puesto a merced de algo tan invariable, alguien tan poco confiable. El mundo. El amor. Los libros e ilusiones. Tú.
556 páginas más tarde he levantado la mirada solo para notar que la lluvia semi torrencial de anoche y las nubes grises que aún se ven en el cielo han iluminado lo que va de mi día. Me asomé al borde de la piscina para apreciar más de cerca el verde que me rodea el día de hoy. ¡Qué curioso es el impacto del clima en mi humor! La pasada semana se me ha hecho eterna, el número “8” se ha convertido en ∞, en los días bajo el sol insufrible de una isla que, por lo pronto, no me ha tratado con mucho cariño.
Siempre pensé que amaba el sol, pero ahora estoy convencida de que es un amor condicionado, me gusta en mis propios términos. Le detesto cuando hace me que burbujee la piel, cuando quiere cambiarme de color, y cuando intenta sofocarme con sus brasas, le detesto cuando procura a mis ojos de ardor y una rojez que les reduce a dos puntos escarlata.

La lluvia parece haberse robado mis lágrimas de estos días, hoy incluso puedo oír el canturreo de algunos pajarillos; la verdad me queda la duda sobre si en estos días no cantaron nunca o es que yo tenía el alma muy a tope como para permitirme recibir sus voces. Anoche me desbordé, llevo días sintiendo muchas cosas pero estuve diciéndome a mí misma “sí a todo”, no sé si negándome a sentir la tristeza y rabia, o si de plano estaba -o estoy- imposibilitada de hacerlo. Ayer, sin embargo y sin aparente motivo necesitaba llorar, así le escribí. Hablamos cerca de una hora y media, tiempo breve en comparación con nuestras más recientes llamadas y, aunque en muchos momentos me sentí implosionar, he agradecido que lo intentase. Es que en ocasiones solo eso queremos de las personas: que lo intenten. No hacen falta soluciones ni perfecciones, únicamente el deseo de brindarle a la otra persona lo que necesita, luchar por darle un momento de paz. Ahora, que no queremos necesariamente esto de todo mundo, que los hay quienes quieren y hasta pueden darte un mundo, pero de pronto hay algo más…
Para mí, por ejemplo, es necesaria cierta conexión; sentir un click que te apetezca sonreír y seguirle con la mirada cuando está haciendo cualquier cosa, pensarle muy fuerte y que crucen miradas y sonrojarte por dentro, e imaginarle cuando no esté presente porque así así es como ansías su presencia. Creo que es un entendimiento sutil de que eres tú misma y así le gustas y esa persona también te gusta solo por ser ella misma y que el tiempo se vuelve extraño porque se siente rutinario tenerle cerca, en plan que su existencia es casi natural a tu propia vida. Al menos por unas horas o unos minutos crees que absolutamente todo es posible y también quieres eso -posible o no- con esa persona. Que para muchos es más un tema de ir conociendo y construyendo de a pocos, con el tiempo, y no sé si mi modo es más simple o más complejo, pero es lo que naturalmente me nace.

Lo he terminado, curiosamente en un día en el que, efectivamente, parece que el viento tiene sombra. Es un frío que de cuando en cuando hela pero del que quiero no huir, sino abrigarme con mi polar luminoso y sentir su caricia en mi rostro y los besos volados que les da a los verdes. Dependiendo de su altura, frondosidad y lo ligero de sus ramas, unos hablan más fuerte que otros, pero todos sin excepción parecen felices de que el sol hoy nos haya perdonado y permitido disfrutar plenamente las últimas páginas de uno de los mejores regalos que alguien me haya podido dar.
No sé por qué lo hizo. En realidad, todos tenemos razones diferentes para regalar libros. A mí, por ejemplo, me gusta siempre mover a la gente con lo que les regalo. Sea lo que sea. A veces hace falta únicamente eso, un pequeño estímulo y las personas nos atrevemos a sacar nuestro verdadero y más apasionado ser. Lo segundo, luego de estas razones medio altruistas, es que me gusta dar lo que las pone contentas, los detalles que han pedido a voz marcada o en susurros, lo que sin darle mucha vuelta les hacen saber que son oídas. Y por último- aunque creo que esto termina siendo transversal a todos- regalo partes de mi alma. Cosas que a mí me hacen o hicieron feliz, mis tesoros, porque quiero que capten que les confío eso que tanto valoro, representar así mis sentimientos por ellos en un objeto físico que pueden ver, oír, sentir y cuidar también.
El primero y este, pero sobre todo este, es un regalo y una suerte de tarea y hasta un reto, porque no a todo mundo le nace ni cultiva el mostrar su afecto cuidando lo de quienes quiere. Para mí, eso es un poco indispensable en el amor. No solo cuidar de tus personas, sino también preocuparte de cuidar lo que ellas quieren.
En ocasiones me cuesta entender los porqués de las personas, especialmente porque a veces considero que no todo tiene una razón. Claro, es más sencillo aceptar esto último cuando eres a quien preguntan en vez de quien tiene las dudas. Por ejemplo, quisiera saber qué significa para ti este regalo o si siquiera significa algo. Quisiera saber si es importante que sea tu libro favorito, que sea yo, que sea de tapa blanda pero de papel texturizado, que sea nuevo, sin anotaciones. Quizá porque pienso que tal vez eso me daría pistas sobre ti, sobre nosotros; o quizá simplemente quiero complicarme.
También puede ser mi eros y thanatos en otra pugna: por un lado quiero enamorarme más de ti al descubrir que tus intenciones con un libo cumplen mis expectativas que aún ni siquiera me he admitido a mí misma, o quizá quiero descubrir que no hay intención, que es un acto vacío, otro sin sentido y ver si eso por fin me rompe el alma o me abre los ojos y al fin consigo darte cierre.
Anoche me desbordé en esa llamada ni feliz ni triste y por alguna razón también me lancé a enviarte un par de audios en los que creo que me dejaba el corazón. Con lo que te escribo espero una respuesta siempre; sea la que le dé comienzo a todo o un final, pero que sea una certeza, y la verdad es que no creo ni siquiera tener una preferencia de una sobre la otra. Aunque el drama sea bueno para la tinta, dudo que los médicos lo aprueben para la salud.

No pide tanto, idiota. Maldita Nerea.

Dices que ella nunca tiene suficiente, que no te es suficientemente independiente, que te ahoga.

En algún momento durante mi desarrollo se me instauró en el cerebro que debía cumplir con mis responsabilidades primero y lo más antes y rápido posible, es por ello que hoy inicié el viaje antes de que el sol se atreviera a retar las nubes de lluvia de anoche, que renuncié a ver al banquero que me alegró el día tanto.

Uno de tantos días con la administración pública siendo tan o más mierda que en casa pensé que más me valía intentar resolver lo más que pudiera y aprovechar que aquel lugar era un poco más citadino que donde voy a pasar los siguientes 6 meses. Ese día presentía que haría tanto o más calor que los anteriores, pero esta vez no tendría el agua multicolor de la cala si algo solo tendría la sombra de uno que otro edificio erigido medio cruel y medio amable en calles que quizá preferiría verdes, pero que equivalen a un par de respiros de tanque de oxigeno luego de la crueldad turística que se extiende en km a la redonda de mi casa. Ese día vestía una falda celeste a cuadros y una camisilla blanca que le haría las veces de conjunto si no fuera por el sombrero color ocre como fashion statement element, las pestañas tan largas como mi lista de razones para borrarme del mapa y el cabello en una coleta baja pero sin gel.
Me da risa pensar en esto porque es increíble que simplemente estoy en un país extraño, montada en un bus recorriendo la isla de un extremo a otro para validar el carnet de socorrista que obtuve en otro país y que validé a 1 hora de vuelo de donde estoy en este momento, soy un caos, pero mi outfit está impecable.
En fin, que aunque esa reunión no fue la más agradable, conseguí iniciar la solicitud para que Palma de Mallorca también me vea como socorrista, entonces me sentí un pelín extra poderosa y embarqué a anotarme el siguiente gol del día: abrir una cuenta de banco.
Llegaría a una agencia cualquiera del supuesto mejor banco que hubiera en Mallorca, lo que no era supuesto sino cierto es lo bueno que está el de la banca. No sé si fue el calor o la energía desbordando pero qué ganas de más; llegué con aires de que me importaba un coño todo pero aunque ambos rozábamos lo borde y se confundía la recopilación de datos propios de una formalidad con lo cotidiano del coqueteo, me ha invitado a salir. Ya, lo que pasa es que lo que quiero ahora mismo es un helado y que el día siga yendo, yendo, yendo, así que sí. Vamos, pero vamos solos mi libro, mi amor y yo.
Pero un solo helado no me basta para calmar el calor del día, de los días que se van acumulando en la jarra que me llevé a un pedazo de tierra en medio del mar. Esa isla bonita que pintaba de ensueño y que poco a poco va perdiendo el encanto, empezando por ti…

------------------------------------------------VMM

Frases IG

Calzas más para un librito

VIII

Sentado al borde de la piscina se entretiene al levantar la mirada y encontrarse a la pareja en un tierno intercambio:
Ella ríe mientras él intenta convencerla de bañarse con él, gira un poco más la vista y se encuentra con que el 98% de la población alrededor consta de amantes de diferentes grupos generacionales y nacionalidades, cada uno de ellos guarda una vida secreta probablemente a kilómetros de aquí pero hoy el mundo de todos nosotros se reduce a esta piscina. Hemos venido con deseos diferentes, muchos de ellos con deseo de que el sol les deje un beso de 15 días, otros tantos añorando simplemente salir del reclutamiento de la habitación y otros tantos a leer.
Yo, que venía con esperanza de un poco más de lluvia y un día de mierda, me he encontrado observando a aquel sujeto cautivado no solo por el acontecer de su alrededor sino también por los adentros de una carátula amarilla. ¿A quién le perteneces, criatura? No veo a nadie muy interesado en su presencia salvo a mí que me carcome la curiosidad de qué alberga el color de los girasoles, cómo se titula la obra que te tiene haciendo olas con los pies, cambiando de posición porque los años son largos y el piso resulta duro para el culo; quiero saber quién eres y, por enésima vez en una semana, aborrezco el clasismo que parece componer la brisa de estos vientos.
Es que verlo tan consumido en un libro me ha dado nostalgia. Sus ojos recorriendo las letras de una historia que pudo haber sido tuya y mía me ha hecho pensarte otra vez. Pero es que ¿a quién engaño? Como si en algún momento se hubiera detenido, como si hubiera habido algún momento en el que no estabas tú rondando mi cabeza y mi corazón…y sin embargo no estás.
Llegar aquí ha sido todo lo que pensé que estaba en el pasado, ha sido sentirme sola, pequeña, insignificante y abandonada todo nuevamente; especialmente doloroso tras la promesa de una experiencia totalmente diferente, una promesa de lo que debía ser un librito de amor.
Ni me des ni me quites, no me pintes un mundo de colores solo para quitarme la visión unos segundos después. Pero aquí estoy: frente al ordenador, en el extremo opuesto de un pedazo de tierra en el medio del mar, en el extremo opuesto de la historia que quería escribir, queriendo olvidar, olvidarte; y a la vez queriendo recordar porque qué bonito ha sido sentir que el amor de libros era real, qué bonito creer que podía escribir y hacer surgir en el mundo, qué bonito ha sido hacerme la ilusión de una vida basada en dos horas de sueño porque así de relativo es el tiempo cuando uno consume tanta ilusión producto de la imaginación, producto de leer esos libros que tú también leíste, esos gustos e intereses compartidos que me hicieron creer que contigo podía más, quería más, conseguiría más y seis veces más.

Pasaron cerca de 25 días desde la última vez que escribí aquí, pasaron más de unos meses desde que vi que pasaba de mí. Las señales estuvieron siempre: un rollo de una noche en el que no le bastó comerme la boca, también quería comerme la oreja. No fue suficiente dejarme su libro favorito, también me dejó sin historia. Que no hay que fiarse porque tienen química, que debí recordar que, en las ciencias como aquella, el mínimo cambio puede tornar una poción de amor al desencanto.
Ha pasado un mes más desde la última fecha que aparece en este texto, pero creo que ha pasado más tiempo todavía desde el último párrafo. Todo desmoronó.
Estos meses, cada que pensé haber encontrado algo resultó darme una patada en el culo y arañándome el corazón. Todavía se me calienta la panza de solo pensar en cómo creí haber encontrado una persona para vivir una historia bonita, quien sabe, amor…Solo para descubrirme sola y sentirme traicionada.
Creí encontrar una oportunidad laboral guay, donde podría practicar being a healer, pero resultó ser un espacio de puro tormento donde me hacía más y más insignificante segundo a segundo. Creí haber encontrado una casa con gente que hablaría en alto por las injusticias y me encontré con el “no me afecta, no me importa”. Creí encontrar en un bar una persona que lo había “logrado” sin abusos y prestando ayuda y apoyo, solo para pronto descubrir el maltrato tan normalizado y popularizado que, según otros, le caracterizaba. Creí encontrar mi respiro y por fin el trabajo que respetaría mis labores y a mí, solo para que de dos semanas y media trabajando no me haya llegado ni un céntimo un mes después.
Y quisiera encontrar en mí misma el permiso para odiarlos a todos pero no encuentro el poder para sentir. Estos meses estuve adormecida, cada día era seguir y seguir o de lo contrario no encontraría una manera de sobrevivir. Trabajaba día y noche y, cuando por fin empecé a salir, no tenía ganas de estar. No podía descansar, tampoco podía rumbear, los únicos segundos de silencio me los daba un porro de quién sabe qué. El tabaco nunca supo tan bien como en esas semanas.
Tuve la dicha de encontrar a cinco personas que me recogieron cada vez que estuve en el fondo y me mantuvieron en sus hombros cual ebria de regreso a casa porque… me quieren. Desde obligarme a salir de fiesta sobre las 3 de la mañana hasta recogerme de un parque que se encontraba a un par de horas de casa (sin nunca haberme visto jamás antes), tuve a quien hace poco se convirtió en mi hermana para desahuevarme y también para apoyarme incluso en mis momentos más estúpidos (que son más de los que me gustaría admitir). Tuve a una persona intentando sacarme sonrisas y de casa, intentando que disfrutara cada momento porque eso es la vida (claro, terminamos con una insolación terrible pero valió la pena). Y estuvo quien “nadie entendía” pero él nos entendía a todos y más. A estas personas las quiero con el alma.
No sé si sigo viviendo de adrenalina en estos momentos, solo moviéndome constantemente hacia el instante en el que todo esto tendrá sentido; no sé si ya lo sentí y no lo dejo ir, no sé si en realidad quizá no me afectó tanto como pensaría porque total… la verdad es que tengo muchas herramientas ahora.
Por primera vez en mi vida me he sentido totalmente apoyada. Tuve personas a una llamada de distancia, personas que me recogían del trabajo, personas que me daban de comer y de beber, personas que me contaron sus secretos, personas que compartían risas conmigo y personas que cogieron un par de videollamadas para sacarme de ahí.
Ha llegado el momento de irme, de poner esto atrás y caminar con la frente en alto. Pero algo se apodera de mí, no puedo dejar atrás el libro que tanto me hizo sentir, ese que busqué por meses y por fin me llegó como un autoregalo, también el abrigo que añoré por años… o tal vez todo ha sido una excusa para volverte a ver. Cuestión que me cambié, fui al banco y de paso terminé encontrándome con ese tipo que me hizo los días tan alegres en el trabajo con sus tonterías y su sonrisa bonita. Es que encontré amigos tan buenos en este tiempo que hicieron las penas y corazones rotos un poco más llevaderos. Me ha ayudado a saldar las cuentas de aquellas salidas medio nocturnas medio sin tiempo.
Y entonces has llegado tú… el coche rojo y una bolsa con lo último que tenías de mí. Ya no sé de qué hemos hablado, pero lloré otra vez. Y quisiera decir que esos últimos momentos contigo caí en la realización de que no eres para mí, que por fin pude soportar tu cercanía sin sentir que se me movía el mundo, pero en cambio te he pedido un beso.
No me importó estar a los pies de lo que fue mi hogar por un tiempo, no me importó las miradas de todas las personas que se deleitaban más en comernos con la mirada que con sus comidas en el restaurante de al frente. Me transporté a lo bonito de tus ojos, a tu tacto, a devorar tu sonrisa una vez más, y cuando te iba a decir adiós has sacado una pulsera roja del coche. Debí saber que un simple accesorio improvisado era un recordatorio de que te llevaría conmigo por mucho tiempo más…

La última vez que te vi estaba a unas horas de dejar España, a unas horas de dejarte, de dejarlo todo. Sé que estaba muy enfadada, sé que recordé todas las veces que te busqué y no estuviste, sé que te hice un regalo con todo mi corazón y sé que nadie sabe dónde está, porque nunca lo buscaste. Es peor a que si nunca hubiera existido, me sentí como Carolina con Alis y Massi. Te llevé todo mi amor en una bolsa de regalo solo para verte desde el portón salir con otra; pero no era otra mujer, eras tú, pero eras otra persona.
El tipo que conocí, con los ojos libres y la sonrisa inmensa, y las aficiones, y los libros, y la mini aventura que vivimos, no estaba. El tipo que me escribía todos los días, todo el día, párrafos grandes, cortos, fotos interminables y citas, y todas llenas de corazones y de amor, era un desconocido, solo quedaba la sombra.
Te lo entregué todo. Viajé miles de kilómetros, hice la escala más larga de mi vida, y mientras mis sueños se hacían cuadritos cada segundo en la isla, empaqué un par de libros: mi primer libro favorito (no el título, físicamente el mismo que leí como parte de la currícula de la escuela hace tantos años) y su segunda parte, te escribí la carta más linda del mundo y te perfumé la ropa. Como Carolina, fui a la tienda a comprar más detalles, porque ese día todo era perfecto: compré unos marcadores y un cuaderno en blanco, porque nada va mejor con un libro antiguo que un libro nuevo, y la posibilidad de una historia.
No sabes cómo te lloré. Fue un llanto silencioso, no hubieron lágrimas, era un sollozo en la panza, un dolor de cabeza y un nudo eterno en la garganta, eran las ganas de poner la música más fuerte y bailar hasta que me dolieran los pies. Fue un llanto tan silencioso que no me di cuenta, aunque Giane me lo dijo mil veces, aunque Dani me recogió a media noche de la plaza, aunque muchos otros me abrazaron y me dieron todo lo que me faltaba a gracia tuya.
Y esa última vez que te vi, te detestaba tanto, te detesté hasta el último segundo, y ahora mismo te detesto un poco también. Y al mismo tiempo quiero darte un beso, como te lo pedí aquella vez frente a los comensales de un restaurante que podía ver desde mi azotea, debajo de la ventana de una de las habitaciones de casa. Supongo que en definitiva la yo de ahora no se queda con las ganas de nada.

Entre las razones por las que escribo esto se encuentran las últimas conversaciones con mis amigas. Aún con sus métodos inquisitoriales, se rinden ante al amor que me tienen, y respetan que estoy jodidamente enamorada. Sin embargo, no sin antes preguntarme por qué. Y es que no tiene mucho sentido, nunca estuvimos, nunca fuimos; ha sido todo un camino a medias desde el inicio, pero se ha sentido tan completo también. Te tengo presente en mis viajes mentales a Italia y Grecia, te tengo visualizado en primer foco sonriendo enormemente con mis personas favoritas riendo atrás y luego me miras; medio sonrisa, medio amor. Te veo al abrir los ojos, a veces dormido, a veces mirándome entre cada hoja que terminas; te veo haciendo compras en el super y acurrucado conmigo viendo pelis de Disney; te veo en el asiento de al lado en el avión, te veo nadando conmigo en cualquier cuerpo de agua. Y sin embargo no estás.
El tema cuando compartes tu vida con otras personas es que no importa el detalle que compartas, siempre hay algo que se escapa. Diablos, es el detalle de la vida en sí: siempre hay algo que se nos escapa. Lo sé porque ahora mismo fui a nuestras conversaciones, intentando encontrar el momento en el que no corté más los lazos contigo, intentando ubicar una fecha en el calendario crucial para que el día de hoy, más de un año después, estemos en este capítulo.
Mis amigas van ganando. No es una competencia, pero ellas definitivamente llevan la delantera. Y, por muy competitivas que son, estoy segura de que no están felices por ello: es que scrolling up on our convos, encontré cien ejemplos más de cómo no me has correspondido, cien ejemplos de cómo nunca estuviste, nunca me escuchaste, nunca me hablaste.

Con esto es que quiero entender cómo es que estamos en este punto una vez más. Una vez más miro cada vez que la pantalla negra del móvil se enciende con una notificación, y miro a las puertas y por las ventanas a ver si por algún azar de la vida y del mundo, terminas cruzando por ahí. Leo libros, sueño con viajes y cuando cierro los ojitos estás ahí, donde yo siempre me imaginé sola.
Y continúo buscando en lo que queda de nuestro chat el momento en el que reconectamos, y no hay nada. Quizá está en la parte que borré, cuando decidí que me habías lastimado suficiente. Y se me ocurre que fue ese último día que te volví a ver, que supe que te quería con todo. Es que todo lo que he leído han sido idas y vueltas de dos personas que anhelan estar juntas por alguna extraña razón, solo sé que en mi corazón tiene sentido. Tiene sentido porque es inevitable en ocasiones ponerse máscaras, querer ser aceptado, querido, pero cuando te conocí no me apetecía. No me apetecía aparentar ni intentar, no pensaba en nada solo era auténticamente yo, y lo he seguido siendo contigo siempre.
Creo que hay pocas personas que de cierto modo inspiran eso en uno, mis amigas son de ellas, y luego tú…

---------------VMM

Writing —

Until i find the right word

I guess that at this point, most people that follow me know I love to write. Most of you probably don’t understand shit of what I write though; language barrier, they call it. The thing is: even though I’ve been travelling for some time now, and a lot of my personality is in different languages, I guess that I’ve always felt afraid of the immensity of the internet. See, I know that when I write in Spanish certain people that I may never have to relation with again may read it. I would always excuse myself by saying that I’ve grown up reading in Spanish, so most of my vocabulary and verse is inspired on Spanish speakers authors. The truth is tho, that in this globalized world, English is the language a lot of people communicate on, specially the people that are just getting to know me.
I’ve always written for myself - even though I wish that through my writing I get to do what other authors have done to me, and impact on someone else’s life-, and that has caused me some trouble as well, because I have ignored the importance of embracing that not everyone wants their lives broadcasted. It is funny because I am learning this not because of my experiences, but because of the first pages of a well-known book and movie: eat, pray, love.
I also still struggle to find the write words in English. See, when you’re learning a new language, one of the things my best teachers and friends (and life) have taught me is to never stop speaking just because you can’t find the right word, just try and express yourself the best way you can (use examples, comparisons, allegories, mimics, point, etc); that’s what I do when I write in my mother’s tongue as well.
You know when you feel or think of something but can’t quite put it into words? We still don’t realize the power of saying things. Verbalizing something- let alone writing something- makes things a bit more real. Writing makes you put things out in the world, make the “abstract” a “concrete”. This has been an amazing tool for me, a person who has a lot of feelings and a broad imagination. I express myself in different ways, from training, doing makeup, to writing and smiling; we all do.
Yet again, the thing with writing is that people seem to think that there’s little left for interpretation. Specially with my style of writing: I write in first person, I include very detailed references of what I am talking about, what I am feeling, what I imagine. But, even though I write for myself, I always do it thinking how much words of other people resonate in me. As human beings, we all have somewhat similar experiences of life. Different degrees, different backgrounds, and different outcomes too, but we all experience similar things in a very broad way: love, pain, hope, hopelessness, frustration, anger, happiness, hunger, tiredness, excitement, loneliness, and so on.
I think that a lot of this has to do with the fact that we, knowing or unknowingly, affect everyone’s lives.

I am writing this in English because there are certain things that I want people to know:

All my life, my writing has been focused primarily in love. I am a hopeless romantic, I believe in love, romance, fairies, and magic. And I mean I legit look up the sky and hope to see a dragon, peek down the deep forest and picture a unicorn. Not a lot of people take me seriously when I say this, lots get shocked when they watch a movie with me, or experience me reading a book and are spectators of my broad band of emotions. The thing is, I am okay with it. We are told reality is one thing, we are taught to follow a path and that being successful is some sort of a list we need to tick as we grow.
Yet it’s shocking how this is the same people who get amazed by a child’s curiosity, who pet their furry friend or take pictures of the horizon or the drink they are drinking. Let me clarify something: I don’t think I am some sort of evolved being that gets to appreciate all the mystery of life or the world; I am as flawed as it comes and challenge the barrier too. What I am saying though is, I am constantly pushing myself to be truthfully and unapologetically me. That has been the hardest and most overwhelming challenge I’ve ever and always face.
Some people say that good things happen to people that does good things, some others are more bloodthirsty and say the world sucks. Quite honestly, I always resented the first, and sided with the second. See, I don’t know what makes us people to be mean to other people, to cause harm; yet at the same time a part of me also lightly and annoyingly feels that it is also natural to do so (after all, “we are only humans”). In my experience, I acknowledge that I’ve done-scratch that: I do- fucked up things, I know that I cause harm, and I also try to do as much good as I can; and yes, they both come naturally. But, I would always argue that it simply wasn’t true that good people get good things back. On the contrary, all what I could see is that the people who were trying to “be smart”, taking advantage of other people, and knowingly doing bad things in order to “succeed” would, in fact, get their way.
I also always felt that it was wrong to be me. I would never fit in -scratch that: I don’t fit in-, and no matter how bad I tried, I would never get my way because I would willingly choose “the hard” way. I refuse to go over people, to hurt other people as much as I can avoid it and more. I became an advocate for human rights (the right to be happy specially) unknowingly, but fully sending it. And at the same time the same question remains: who the fuck told me that’s the “good thing”?
What if the right way is hurting others? What does “using your connections, using your tools” mean? That has been my biggest challenge on my path to challenge myself to be true to myself. I have to keep questioning it all, but at the same time make a decision. I gotta make a choice, a leap of faith on myself.
I won’t always get it right: I will fall, I will fail. I have, do and continue to. But there is honor in that too, right? There isn’t a recipe really (not that I can bring myself to follow those either), it is essay and error, wake up, wash up, and go again. And even though I try to be more caring and patient with myself, I won’t lie, I go pretty harsh on me. I don’t show myself as much love I try to teach other people to do on themselves.

Something never quite clicked in me in my home-country, and for 18+ years I thought that simply there was no place for me in the world. I had travelled to the magical of my country, coast, mountains and rainforest. I have swam with pink dolphins, experienced lightning and woken up to the chaotic and beautiful music of monkeys, snakes, jaguars singing from the top of their lungs. I had experienced that magic, but I just couldn't quite feel fully myself. And then I had the chance to go to the USA.
Now, I suspect that a lot of people are rolling their eyes when they read that line (I know I can reminisce about all the people I’ve seen live doing it). Nothing really happened, you know? It was a mess, like all my trips are (despite the pictures you may see posted). I’ve hit rock bottom and further.
What did it for me was a very simple experience: I hadn’t planned or thought I could ever travel overseas. Yet one random day around Christmas time, we went to a place that had just opened, it had something like a Santa Village (now, for all the people who think us Spanish speakers or even Peruvians come from Mexico, or forget that Mexico is not in south America, in my country Christmas is over summer, so even though for some reason we drink hot chocolate, i had never seen proper snow [specially being from the city]); this place had artificial snow though… Of course being man-made, you couldn’t really see the snowflakes (wouldn’t be until ages later that I discovered snowflakes actually look like the beautiful drawings you see in cartoon movies), but back to the topic: I was mesmerized; I cried and promised myself that one day I would experience real snow. I am still quite unsure of the circumstances surrounding this life-changing experience, but I got to go to New York (of all the places) the year after, and then I lived in Vermont for some months.
I still remember (and I have the picture to prove it) the first time I ever saw a snowflake. I captured one with my black snow glove and I kept showing everyone I crossed paths with (well, the real picture is me running across the ski filed showing everyone I could find) how it actually looked like the drawings. All my life I thought it was a lie, that they were lying and had just picked this random shape to sell us into liking the winter romance movies. I mean, I’ve written before about how I stayed the whole night out in the parking lot of my hotel hugging, laying and rolling on the couple centimeters of snow the city of New York had to offer the first night I ever saw true snow; but this is the true: this was the actual moment where something clicked on me.
I didn’t understand it then, and every time I revisit this moment I discover a different meaning to it; but right now I want to say that that was the exact moment where I first felt like there was a chance in the world for me to be truly happy to be in my own skin. I can’t tell you if it was the moment that sealed my promise to myself of experiencing real snow, or if maybe it was a sign that magic does exist, but I can tell you that it truly changed my life.
It is no secret that I spent the next several years travelling to the US, living in an eternal winter back to back. It ain’t a secret either that I have always said that the US is the place is the place where I truly felt like I could be myself. But tonight, tonight I am going to extend that.
For years I tried to find a way to stay in the US, i wanted to be a citizen so bad… It is not about the papers or the American spirit, it has always been about myself: on my early 20’s I experienced for the first time that maybe- just maybe- it was okay to be myself, that there was a place in the world for me. And these dreams got crashed over and over all the times I had to go back to my home country. I went through something really challenging (although challenging is an understatement), and decided to open myself up to other options, so I tried Spain. Long story short, I went back to the US and thanks to certain amazing people, I got to where I am today: New Zealand.
Even though I fell in love instantly with all the green and mystery, I’d still say it ain’t MY place. Tonight though, I am dedicating these pages to MY place, I don’t have the coordinates, I don’t know if it even has a place in the map I can pinpoint, but I’ve cried these past days. I know that may not seem very inspiring, it is just a fact; same as the fact that even though I had had a horrible time these months, I had not cried like I’ve cried these days, in fact, sometimes it felt like I would never cry again and it made me feel so uncomfortable.
Remember how I said before how I would side with the “the world is a horrible place” people? Well, I still do, but I also side with the “good things happen to people who really try to be good”.
Tonight is my second night in a new place, my eight in another, and another day in a different world. As cryptic as it may sound, I am trying my best to express my experience without exposing all the marvelous people that made it possible for me to feel inspired to write these lines. This time was shit, yeah, but man, oh man, I’ve had the most gratifying experiences too. I found a place, a physical place that challenges me and at the same time gives me the chance to put my dreams in motion.
I went to university trying to get the tools to achieve my goal: to be happy. What is that? It is a mix and match of several things, additions and contradictions, but it definitely includes spreading happiness too. I want to make the world a better place, I want people to be and feel safe, loved, and free. I soon felt disappointed when I couldn’t get that from school. Being that my happiness does depend in a large portion on the interaction between my well-being and other’s, I often wonder if it is possible. At the end, people always says that happiness relies within yourself.
I just believe that we all impact in other people's lives, regardless of our acceptance of it, or if we try, or care. People also say that there are three things to do in life: write a book, have a child, and plant a tree, to leave a true mark in the world. I do want to do those things (a big maybe on the child though [I still believe life is fucking hard, and it’s a lot to put on a person without their consent]), but then I see the cards, the bracelets, the e-mails, and the huge smile of people that felt like I’ve made an impact on their lives and I think: it is happening; right here, right now, I am leaving my mark. These people tell their friends, their families, children, and I may live past my death, but more importantly: I am living past my own existence, I am part of someone else’s path to happiness too.
I will continue to do so, the experiences I had specially this year made me reaffirm my compromises, and set new goals. It has also made me hopeful and proud: all of the sudden I got surrounded by people that turned my life upside down. I feel blessed (for lack of another word), I feel loved, I feel vulnerable.
This text comes from this last one. I’ve been crying these days because I am grateful to have found myself in a place where I can be vulnerable. Being vulnerable is one of the greatest pleasures of life, it is when I feel the safest. It may sound like a paradox, but it is not, it’s quite simple, actually: I don’t have to be strong.
So thank you, to all of you wonderful people who have supported me, who have shown kindness and patience to me, people who make an effort to be the difference in other people's lives. And to the ones that have put me through misery, thank you too, because you keep showing me that I can overcome everything and anything (but also, fuck you and work on yourselves cuz honestly I ain’t about to romanticize violence).

Here I am again, signing -----------VMM
----Vive Memor Mortis--- to live remembering death

I was going to write to you, but i stopped myself again Because it wouldn't be fair

Because, at the end, you fuck up, pick yourself up and carry on. All by yourself

I was gonna write you again
And i stopped myself, again.
Just like the time i dreamt a memory of us. We were laughing, being casually happy in that sort of friendship we built but we weren't aware of in that moment, the same one I'm constantly craving.
After years full of missteps and solid ones, i had to refrain myself from sending that message because some time ago we had decided it was over.
Oh, and to think that not only two weeks ago we called, I called. It was a random saturday, i was super stressed and anxious but we didn't talk about anything out of the ordinary, my car had broken down and you had been on my mind for the past months, no matter how hard i tried to always push you out.
We stayed on the phone for hours, until i realized that i may needed some battery to contact my insurance. You wouldn't know how bad of a day i was having, how would you? I felt light talking with you.

Or the time i wanted to call you to tell you how i got a car, my first car, or got promoted, but it didn't matter. See, time difference, visas, passports, and timelines are a thing.

You were not longer my person, i couldn't reach out to you anymore. I can't.

It simply wouldn't be fair.

I'm in the darkness of a rented room, my back is hurting almost as hard as my heart; my head is pounding, my eyes tearing and i can't even make a sound, no one can know.
I can't reach out to the people who would somewhat understand because they're away, or well, i am. I live abroad, been doing it for years now.
And it's usually okay, hell i usually enjoy it so much. Despite the hunger, despite the expenses, despite knowing homeless, sickness and exhaustion, despite abuse, despite despair, despite everything i still chose abroad because my country has never been my home.

The thing is, no matter how far or close i go, my home isn't my home either. People speak my mother's tongue but i can't do it, people speak my second language and correct me there too; when i get too frustrated, i start thinking in three languages and i haven't even mastered one. I pay for a house I'm rarely ever at, and when I am, i can't breath too loud, i can't smile too bright to cry until i fall asleep. I have a car and nowhere to drive to, lots of doors and yet feel trapped. Each entrance is too close to people that don't know, can't know and i don't want them to know either.

When you first start travelling, the first thing they tell you is you're gonna feel homesick,miss your culture, your family, your native language and your food. But i didn't, i don't. As much as i love my culture and my country i don't miss it like they portrait it, as much as i love my family, it's better to be apart, as beautiful as Spanish is, a massive part of who i am is in another language, and well... Food, i give you that.

What i miss the most tho, is something i never had.

I wish i could call you, but you just have too much going on, i was the person to take them off your plate and you deserve to be happy and worry about yourself, I'm not gonna be the person that brings more concern. I wish i could message you but i know you can't fix anything and would just end up with both of us stressing about my well-being. It's the nature of our bond, both of us deeply caring for each other and feeling hopeless for not being able to assist. You've spent my whole life taking care of me and others, and you deserve a break to put yourself first.
I'll sort it out, I'm a big girl, have been doing everything by myself for so long now, and I've been just fine living pains you'll never know, and some others i may have made look as if they were small little things that came and went.

I wish i could reply to all your messages, but i know you only have encouraging words because you know that I've always gotten back on my feet, you saw it first hand during the years we were going to the same classes and me to some more. I also know that as much as you know me so well, the troubles of visas and the different jobs I've had throughout the years are unfamiliar to you.

I wish i could seek for someone here, but different nationalities and different backgrounds carry different concerns; and as much as we can share certain similarities, you don't know my story and i don't know yours, not for lack of sharing, but for the abundance of differences. And no one cares enough, because i am just another page in the chapter of their lives, and they carry on whether I'm here or not.
Also, sharing doesn't bring up questions, it brings questioning. Questioning my abilities, my strength, my personality, my existence. Sharing is a risk too well known.

And i stop myself from getting in contact with each and every single one of you, because what I'm missing is home.

The home where friendship and love is nurtured, where there is a deep understanding between souls that chose to be together on difference and similarities. The home where you're not socially drained, where you go on random adventures in the middle of the night, and the home where you are in silence with each other doing separate things together. The home where i write about the loves I've had, the adventures i dreamt of, and it doesn't matter that you weren't there, that they weren't with you because you and i know that us is the best one, is the only one, because you're my home and i am yours.
The home where i have a cat, Lake, preferably.
The home that i was longing is here, is you.

Until then, i pick up my sorrows, i dry my tears, i write this text amongst all the others, and i go on my tiptoes back to the room waiting for a day that starts three hours from now, knowing too well that i won't sleep, again. But hey, that's the life of an immigrant, and i know it too well.

---------------------------VMM

IG quotes

To all the  —

Ghosts in my life

To the ghosts in my life
Another day awake before 4 am, insomnia has been my hunter for the past couple of months and it brings along the old D & A. Yesterday though, an angel made me wake up and take a step forward. I looked into houses, looked into university, and even put my phone on DND; we took a little walk, and even though I hated every second of the nice wind, warm sunshine, and happy people, I also loved it all.
I gave up when my laptop stop connecting to the Wi-fi tho, I was on only the second movie of X-men when it all crumbled down. So I lit one, downloaded Disney + on my phone and put a background movie on…Passed out fairly fast and, although falling asleep is not usually the problem, felt good to be done with the day.
As it’s become usual, I woke up a couple times, looked through the window, checked my phone, posted a series of random memes that make you think that I am both in love and hate men, I’m happy and I’m depressed, I am a party animal and a workaholic, a hopeless romantic and a golddigger; but this time, I felt like doing more too.
I looked for my external disk, I wanted to write. But the fixer in me wanted to fuck up my laptop because “why isn’t it connecting to the fucking Wi-Fi?”, the mini chaotic-me was already looking into new cables and laptops when my i-can-do-it-all complex kicked in. I always wanted to learn how to program, never did it and I’m no that good with technology, but somehow after troubleshooting, cleaning my disk, done some research, managed to fix my connection situation. Now I’m writing in an attempt to fix the connections within myself.
I’m not great writing in English, I believe that most of the texts I write are love-centered, and all the love centered books I’ve read have been in Spanish so my writing skills fall short in what’s been the main language I’ve been communicating on for the past 10 years. But hey, I guess it goes with the topic, aye? The struggle.
I’m unsure about why I started writing (or even worse, publishing what I write), but I do know that I always wanted to be able to make other people feel what I’ve felt while devouring all those books back in the day. I stopped reading cold turkey. I think it has something to do with the fact that the last time I read, was when I fell in love with this Spaniard guy who gifted me a hardcover of his favorite book. I wrote more than 60 pages about our “love story”, fell in love with him in three countries and was disappointed in each fresh start.
Just to recap: I am a sucker for romance, I also have loads of mainstream mini battles, and my life for the past 10 years has been focused on making my goal in life: to be truly happy. I have multiple playlists for writing but my favorite has a watery eyes emoji as a title, gets me on me feels. I also tend to play SAC or a cheesy romantic movie from the golden early 2000’s as a background, coffee and a cigarette, usually at night and take my breaks strategically to watch the stars. Last year, I saw my first shooting star as I was driving and had just received the visa that gave me the most peace I’ve ever felt.
Happiness comes and goes, I mean I guess it’s fairly steady, but I also get these sudden crashes. And ever since I started publishing my texts, I sometimes second-guess what I want to share, it’s the oldie psychological mask game I guess.
I struggle with rationing: I give my all and burnout. I need to consistently find copying mechanisms and ways to ground myself. I’m afraid of how easily I expose myself and how deeply I feel, yet I live by the “unapologetically” motto. I’ve done some law, some psychology, some coaching, some sports, some makeup, some interpreting, some volunteering, some lifeguarding, and some hospitality, some laughing and some crying.
And at this moment I thought I’d knew what I wanted to write but I can’t quite find the string yet. See one of the things I’ve done these past couple years was start dating again. The first relationship I had was a mess, like it was equal parts fun and traumatic. Mainly because I was on my high horse certain I wouldn’t take shit or any less than what I’ve had (pretty great love stories), yet there I was a couple times, sobbing like a maniac in my car at 2 am, omw back home promising that I’d never go back, yet there I was a year later, on my birthday, him bringing me champagne, flowers, and a romantic date; evidently I’d end up in similar circumstances a couple more times, until one day I just packed up and left.
I went to one of my first salsa and bachata socials, this would probably be a build up for the amazing group of people I got to meet in my nz life. Actually, I’ve recently booked my first holiday in a decade, and it involves this same group. I am going to Thailand for a couple days with the sole purpose of dancing, it falls on my birthday month so it will also be the first time in years that I celebrate my birthday.
I realize now that this text will be jumping from topic to topic until I find one that naturally develops.
I’ve never been this happy and accomplished. I’ve done my fare share of things, always hustling, always pushing through and pushing hard; but only the past year I started to develop a deep sense of pride on myself and my development. And I think my heart currently aches because I’m missing a cat, a house, and a home. Something that not only pulls me away from my workaholicness, but makes me enjoy a deeper sense of belonging: belonging to myself. The ultimate belonging is to be able to share truly every sense of yourself, push deep, push light, love and just give in.
An everlasting relationship accomplishable only by sharing paths with someone else, the You Me Us I carry on my necklace has marked a hiatus on what I want at this stage in my life.
And I felt like saying: “no, I don’t need a partner, but I want one”, but I immediately stop myself because I don’t need to offer explanations. The heart wants what the heart wants. And it sometimes wants to drive for six hours back and forth just to get a soup, but it’s not really the soup, is it? It’s the trip, it’s the disconnecting, it’s a savory little treat, the sitting by the fire and always bringing company along. I think my favorite is the company: I do things for and by myself, but gosh oh gosh, how great is it to tell someone my story about how when I’m feeling extremely blue I go to Naseby for a soup, and then one day they propose that we should go? Those are special people, the most special.
Once I brought my ex, not too sure about the details, but my brain sorta deleted most of the trip because he made it about himself. He was impatient, judgy about the service, and I didn’t feel he appreciated the beauty of the place. I mean yeah, it’s literally at least 30 min away driving from the closest pub, and no one knows anything about their wine list, and last time I went they made the tequila sunrise inside the corona bottle and it looked more like bloody water rather than anything related to the sun showing it’s first lights on the sky; but hell, that same bartender was the sweetest, every time I go I make friends with random people (except for the time I went with him, because jealous bastard), and part of it’s beauty it’s how random and secluded the place is.
See, in my home country I have a little wooden box locked under key that holds everything random that at some point I found priceless, it has everything from my first communion necklace (I’m not even religious), a Tamagotchi and a random Tumi keychain. I have been in three countries, more than 5 different zip codes in the past 4 years and I carry with me a couple bracelets that some guests’ kids made me, thank you cards from housesitting for lovely strangers, a business card from a guy that became a good friend over the years I’ve been here, and random piece of papers where friends have left me little love notes, and cloth pieces that I’ve owned since I was on my early teens. I hold onto things, I hold onto memories, I hold onto emotions.
I am a high functioning broken piece. Even when I say “I can’t” I push through, and even though I’m consistently challenging and reinventing myself, that’s my core.
And I guess that’s what I’ll do today: wake up before 4 am, write, take a nap, charge my phone, my laptop, my kindle, grab an unnecessary expensive coffee, fill my tank, change my international currency, pack a bag and drive away without a destination. Maybe I’ll come back, maybe I’ll get lost; it’s all about the trip though.
-Vive memor mortis

OH HEY, FOR BEST VIEWING, YOU'LL NEED TO TURN YOUR PHONE