•
Había una vez un pequeño osito que amaba mucho mucho a un pequeño gatito
Había una vez un pequeño osito que amaba mucho mucho a un pequeño gatito
Un día el osito le preguntó al gatito algo que le gustara mucho ya que en secreto quería regalarle aquello que más le encantara
El gatito lo pensó unos segundos antes de decirle que amaba las flores sonrisa, sin embargo el osito quedó confundido, nunca había escuchado de esas flores sonrisa
Estuvo día y noche buscando sin parar dicha flor pero nunca la encontró, por lo que al final le regaló un dulce ramito lleno de flores con muchos colores solo porque no quería rendirse
Aun así el osito estaba apenado de no haber conseguido la favorita del gatito y este último se dio cuenta de ello
Por ese motivo el gatito para levantarle el ánimo le dijo "Ya me das esas flores todos los días", provocando que el osito le viera curioso y confundido
El gatito aclaró "Mi flor favorita es tu sonrisa. Y la sonrisa que me haces enseñar cada vez que estás a mi lado"
La expresión del osito era una llena de sorpresa, soltando poco después un adorable sonidito mientras abrazaba muy fuerte al gatito, sin lastimar las flores que le había traído
No importa la circunstancia o el momento, mientras seas tú, cada día tendré el regalo más maravilloso de todos