Ya que estás aquí, te quiero contar un poco sobre mí y mi proyecto con el Yoga.

Todo empezó en Thailandia, en la isla de Koh Tao. Había tenido un año bastante estresante a nivel laboral y personal, necesitaba relajarme. Había oído alguna cosa sobre el Yoga, pero desconocía casi por completo esta práctica. Andando por allí, encontré una shala y me apunté sin pensarlo, sabía que mal no me iba a venir, lo que no sabía es que se convertiría en una las mejores experiencias de mi vida, y no exagero.

Llevaba algunos años complicados, haciéndome muchas preguntas sin respuesta, queriendo cambiar muchas cosas pero sin fuerzas para hacerlo, con ansiedad, bloqueos, apatía. Buscaba saber quién era, y solo me encontraba con imagen desdibujada. No me reconocía, no sabía quién era.

Cuando empecé a practicar, sin darme cuenta estaba sumergida entre mis emociones, mis pensamientos; viéndolos por primera vez y saludándoles por fin a la cara. Sintiendo de nuevo mi cuerpo, y reconociéndome en él.

Todo esto solo me llenó la cabeza de más preguntas y mucha pasión, algo que no había tenido desde hace mucho tiempo. El Yoga me había despertado, me había devuelto a casa, a mi casa.

Por eso, desde aquel momento no puedo hacer otra cosa más que aprender más y más sobre esta herramienta y sobre nuestro funcionamiento. Encontrar la forma de ayudar al resto a volver a su casa, a reencontrarse, y darse un abrazo como hace mucho no hacían.

Con todo mi amor, Teresa.

Namasté✨